Un necesario cambio de cultura

En las últimas décadas, Chile y el mundo en general han vivido un proceso acelerado de desarrollo que se refleja en un mejor acceso a bienes, tecnología y servicios.

Es un innegable salto en calidad de vida, pero que al mismo tiempo implica un importante problema ambiental y sanitario: una generación de residuos cada vez más creciente.

Los factores son múltiples, pero quizás las principales causas están en los altos patrones de consumo de la población moderna, y la fabricación de productos con una vida útil cada vez más corta o bien derechamente desechables.

Nos transformamos en una generación que usa y bota, donde la cultura de lo desechable es casi inconsciente y muy poco se repara o reutiliza.

En nuestro país se genera poco más de un kilo de residuos por persona al día, más 17 millones de toneladas al año incluyendo los desechos industriales, una de las tasas más altas de Latinoamérica.

Y en la región estamos entre los más bajos en reciclaje, con apenas un 10%.

Por eso, creemos que una decisión inteligente es incrementar nuestras tasas de recuperación y valorización de residuos. Donde muchos ven solo basura, vemos materias primas que de ser usadas ayudan a disminuir la presión sobre los recursos naturales y permiten ahorros de energía; vemos también empleos, en base a nuevos emprendimientos verdes.

LEY DE FOMENTO AL RECICLAJE

Para ello estamos tramitando en el Congreso la Ley de Fomento al Reciclaje y de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) aprobada hace menos de un mes en la Cámara y hoy en segundo trámite parlamentario en la Comisión de Medio Ambiente del Senado.

La REP tiene como objetivo incrementar el reciclaje de nueve productos prioritarios: diarios periódicos y revistas; envases y embalajes, aceites y lubricantes neumáticos, pilas y baterías residuos eléctricos y electrónicos vehículos, plaguicidas y medicamentos.

El principio es que el fabricante o importador debe hacerse cargo de los residuos que genera desde su producción hasta su disposición final —lo que se conoce como «de la cuna a la tumba»— con metas establecidas que fijará el Ministerio del Medio Ambiente.

Según estudios de esta cartera en Chile se recicla un 5% de los neumáticos, 50% de los aceites y lubricantes, 7% de las baterías menos del 2% de grandes y pequeños electrodomésticos 17% de los equipos de informática y un 80% de los papeles y cartones, entre otros.

Son aún cifras bajas que con esta normativa buscamos incrementar, ya que actualmente gran parte de ellos terminan enterrados en rellenos sanitarios o, más grave para los ecosistemas, en vertederos ilegales. Solo en Santiago hay catastrados 67 vertederos ilegales, donde terminan desde neumáticos hasta muebles lavadoras y baterías.

El impacto de ello no es menor.

Solo como ejemplo, un litro de aceite usado puede generar una mancha de 4 mil m2 en la superficie del agua, contaminar un millón de litros y permanecer en esta entre 10 a 15 años.

Por eso, el principal objetivo de este proyecto de ley es crear una industria del reciclaje formal, real ya que hoy funciona básicamente por voluntad. Tendrá metas de recolección y valorización establecidas, actores definidos e incentivos para potenciarla, con un Fondo para el Reciclaje de $2 mil millones administrado por el Ministerio de! Medio Ambiente.

A su vez, es inclusivo: por primera vez se reconoce vía legislación a los recicladores de base, para profesionalizar el trabajo de 60 mil personas que se dedican a esta actividad y que forman una «red capilar» que recupera residuos desde nuestras calles.

Por otra parte, cada municipio del país tendrá incentivos adecuados para participar como gestores en los sistemas de gestión de residuos, encargados de su recolección y valorización.

Ello les permitirá ahorros en los presupuestos municipales, e incorporar ingresos por el reciclaje.

Fomentar una industria del reciclaje también genera incentivos para emprendimientos verdes, como empresas de ecodiseño, de ecoetiquetado certificación y sistemas de separación selectiva, lo que implica nuevos empleos e innovación.

Queremos que esta ley sea un primer paso para una adecuada gestión de los residuos, donde los ciudadanos también tienen una responsabilidad en apoyar en la adecuada separación y entrega de estos. Esto será apoyado a futuro por una política de consumo y producción sustentable que estamos trabajando en esta cartera. El objetivo es avanzar hacia una nueva conciencia, de menor generación de desechos y de aprovechar sus potencialidades para disminuir los impactos en el medio ambiente.

Publicado en El Mercurio

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