La mayor expedición a las Islas Desventuradas reveló gran diversidad de nuevas especies

Ostiones del tamaño de la yema de un dedo, huiros que viven a una profundidad mayor a los 100 metros, corales de aguas templadas que no habían sido observados antes en el área, y una gran diversidad de erizos negros son algunas de las curiosidades que sorprendieron a los investigadores que participaron en la primera expedición nacional y la mayor jamás realizada a las Islas Desventuradas y a los montes submarinos situados al oeste.

Los hallazgos fueron efectuados durante los 30 días que se prolongó la misión del buque científico «Cabo de Hornos» de la Armada, denominada Cimar 22.

«La expedición superó las expectativas, la diversidad que hay en los montes es muy alta, incluso entre los que están relativamente cercanos entre sí», indica Javier Sellanes, biólogo del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), que funciona en la U. Católica del Norte, e investigador principal de esa entidad presente en la expedición.

Cada uno de los montes presenta características propias, reconoce la bióloga marina Erin Easton, también investigadora del ESMOI, quien junto con su colega Ariadna Mecho tendrán la responsabilidad de comparar las imágenes obtenidas con la ayuda de un ROV o vehículo robótico submarino, con las muestras tomadas para confirmar si se trata de especies completamente nuevas o de las que no se tenía registro de que estuvieran en la zona.

«En uno había mayormente poliquetos (gusanos marinos), en otro dominaban los erizos irregulares Scrippsechinus fisheri , que tienen una forma que recuerda vagamente a una papa», describe. Igualmente, recogieron y observaron gran diversidad de esponjas submarinas.

Además, el ROV pudo captar varios tiburones, morenas, cangrejos y langostas, así como una alta diversidad de estrellas y erizos de mar. «Uno de los grupos recogidos más interesantes son los corales de aguas frías, los cuales no han sido citados ni en Chile ni en el Pacífico Sur», destaca Easton.

Otro de los hitos de la expedición es que por primera vez se lograron filmar al menos seis montes submarinos. «Había miles y miles de peces muy pequeños y de distintos colores. Si me hubieran mostrado estas imágenes sin haber estado acá, habría pensado que era el Caribe, pero es acá frente a Chile, a 200 metros de profundidad», destaca Matthias Gorny, director científico de Oceana y además operador remoto del ROV, que descendió entre 200 y 300 metros para captar este mundo desconocido. Gorny ya había visitado Desventuradas -ubicadas a la altura de Chañaral- como parte de la expedición Oceana-National Geographic de 2013, pero entonces solo filmaron un monte submarino.

La mayor parte de los montes explorados ahora ni siquiera tienen nombre, señala Carlos Gaymer, director del ESMOI.

Lo más interesante -dice- es que esto está en el corazón del parque marino Nazca-Desventuradas, por lo que esta información es muy importante para seguir entendiendo las riquezas de estas área protegida.

Según Sellanes, en tres a cuatro meses ya podrían tener los primeros listados de lo que encontraron, y en un año, un informe preliminar.

En la expedición, organizada por el Comité Oceanográfico Nacional, participaron además investigadores de diversas universidades, quienes también realizaron análisis de la geología, de la oceanografía y del zooplancton del área.

Publicado en El Mercurio 

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