HEMOS DADO un gran paso para mejorar nuestra gestión de residuos. Luego de un gran trabajo de la Comisión de Medio Ambiente, la Cámara de Diputados aprobó en particular -en forma unánime- el proyecto de Ley de Fomento al Reciclaje y de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que formaliza y promueve el reciclaje en Chile.
Esta norma reconoce las competencias del Ministerio del Medio Ambiente en la gestión de residuos y crea instrumentos para reutilizarlos y prevenir su generación. Es un enorme paso, porque permitirá el despegue definitivo de la industria del reciclaje en el país.
En Chile se recicla no más del 10% de los residuos, cifra que en países OCDE supera el 60%. ¿A dónde va nuestra basura? Gran parte a rellenos sanitarios o vertederos, y con ella se entierran materias primas y se pierde energía. Sólo en Santiago hay catastrados 67 vertederos ilegales, donde terminan desde neumáticos hasta muebles, lavadoras y baterías.
Estudios realizados para implementar la REP indican que de los residuos prioritarios, la mayor cantidad que se genera son papeles y cartones (casi 500 mil toneladas al año), y de ellas se valoriza más del 80%. En el otro extremo, de las 113 mil toneladas de residuos de electrodomésticos sólo se valoriza el 1,4%.
Formalizar una industria del reciclaje no es propio de países ricos, es propio de países inteligentes; no sólo porque disminuyen los impactos ambientales, sino porque aprovechar los residuos significa ahorrar energía, materias primas y crear empleos.
El modelo que propone la ley se distingue por incorporar el principio conocido como “responsabilidad de la cuna a la tumba”, donde el productor de residuos es responsable de su manejo final.
A su vez, es inclusivo: por primera vez se reconoce vía legislación a los recicladores de base, para profesionalizar el trabajo de 60 mil personas que se dedican a esta actividad y que forman una “red capilar” que recupera residuos desde barrios, calles, pasajes y casas.
Por otra parte, cada municipio del país tendrá incentivos adecuados para participar como gestores en los sistemas de gestión de residuos, organismos encargados de su recolección y valorización. Ello les permitirá ahorros en los presupuestos municipales, e incorporar ingresos por el reciclaje.
Fomentar una industria del reciclaje también genera incentivos para emprendimientos verdes, como empresas de ecodiseño, de ecoetiquetado, certificación y sistemas de separación selectiva, lo que implica nuevos empleos e innovación.
La Ley de Fomento al Reciclaje que estamos tramitando tendrá un presupuesto en régimen de $6 mil millones, lo que incluye apoyo a los sistemas de gestión, un Fondo de Reciclaje, capacitación y creación de conciencia ciudadana.
No obstante, sin una participación de los ciudadanos el sistema se debilita. Sólo con volúmenes importantes y constantes en el tiempo se sustentará la industria del reciclaje y se disminuirán los impactos ambientales. Por eso, la invitación es a cambiar la cultura de lo desechable por la cultura de lo reciclable.