Chileno descubre una galaxia enana que orbita nuestra Vía Láctea

Pocos pueden decir que a los 28 años ya ostentan en su currículum el haber descubierto una galaxia. El astrónomo chileno Gabriel Torrealba, que realiza su doctorado en la Universidad de Cambridge, es uno de ellos.

Una investigación liderada por él descubrió una extraña galaxia enana que orbita la Vía Láctea, pero su órbita se extiende mucho más que la mayoría de las otras galaxias satélites que la orbitan.

Cráter 2 -como fue bautizada siguiendo las convenciones- fue esquiva para los astrónomos, a pesar de que algunas estrellas que la conforman eran observables a través de los telescopios.

Para entender la importancia del hallazgo es necesario adentrarse en el proceso de formación galáctica. Las galaxias más pequeñas se juntan para formar galaxias más grandes, en un proceso de millones de años llamado acreción. Normalmente se destruyen y no sobreviven, pero algunas sí lo hacen y orbitan galaxias más grandes como la nuestra, la Vía Láctea. Eso pasó con Cráter 2.

Gabriel Torrealba, astrónomo formado en la Universidad Católica, explica que Cráter 2 es la cuarta galaxia más grande que orbita la Vía Láctea, pero a la vez es mucho más débil en luminosidad que lo que se espera. «Brilla poco en comparación con galaxias de su mismo tamaño, miles de veces menos. Por qué lo hace es algo que seguiremos investigando», explica Torrealba desde la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

De las 49 galaxias que giran alrededor de la Vía Láctea, solo tres son más grandes que Cráter 2: la enana de Sagitario descubierta en 1994 y las dos nubes de Magallanes (grande y pequeña). Las tres son miles de veces más brillantes que Cráter 2. «Esa fue una de las razones por las que pasó inadvertida», explica.

Lo interesante, dice el investigador, es que las galaxias pequeñas que «caen» dentro de las más grandes interactúan con estas y se «rompen» por efectos secundarios de la gravedad. «Pero Cráter 2 no muestra la acción de estos efectos, por lo tanto, esta galaxia fue formada de ese tamaño», aclara.

Para el descubrimiento -Torrealba junto a sus supervisores Vasily Belokurov y Sergey Koposov- se basaron en datos del Atlas Survey, recolectados con el VLT Survey Telescope de Paranal, el más grande que capta la luz visible.

«Este telescopio fotografía el cielo y con esas imágenes se crean catálogos de estrellas. Nosotros buscamos acumulaciones de ellas, las estudiamos y determinamos que se trata de una galaxia», dice.

«No solo se mide la densidad de estrellas, sino que tengan ciertas características: que sean viejas y de baja metalicidad, es decir, que contengan pocos metales en su interior», aclara.

La presencia de metales -elementos cuyo número atómico es mayor que el del helio- sirve para medir la edad de una estrella: las estrellas más jóvenes tienen más metales. Y las galaxias enanas, como Cráter 2, son galaxias viejas, de las primeras que se formaron.

De Cráter 2 saben que se encuentra a una distancia de unos 400 mil años luz. En comparación, las Nubes de Magallanes están a unos 200 mil. Su forma redonda indica que ha llevado una vida tranquila, ya que no ha sido deformada por la gravedad de otra galaxia.

Todo indica que Cráter 2 «caería» sobre la Vía Láctea, tal como sucede con otras de su tipo. Pero para esto pasarán miles de millones de años.

Publicado en Emol.com

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