Perros cuyos dueños los dejan libres son una grave amenaza para la fauna nativa

Veinte y hasta 30 kilómetros puede recorrer durante una noche un perro doméstico que se deja deambular libremente. Cuando esto ocurre en zonas rurales o cercanas a áreas silvestres protegidas, esas incursiones e incluso algunas más breves, que sus dueños atribuyen a un inocente «patiperreo», pueden causar enormes estragos sobre la fauna nativa.

«El ataque de estos perros está provocando una importante pérdida de fauna silvestre, que puede contribuir a la extinción de muchas especies si no se hace algo», alerta Gerardo Acosta, director del Instituto de Medicina Preventiva Veterinaria y miembro del Programa de Investigación Aplicada en Fauna Silvestre de la U. Austral.

Y es que la contienda es sumamente desigual: «La mayoría de los animales nativos en Chile son pequeñas poblaciones: mil pumas, 600 zorros de Darwin… mientras que la población de perros en todo el país alcanzaría a 4 millones, 1,5 millones de ellos en el campo», explica Miguel Díaz, veterinario y analista del Dpto. de Conservación de la Diversidad Biológica de Conaf.

Cazadores por instinto

Un informe de Conaf sobre ataques de perros y gatos a fauna silvestre, liderado por Díaz, mostró que entre 2007 y 2012 hubo 429 animales afectados por el ataque de jaurías de perros y gatos asilvestrados en 16 parques, reservas y monumentos naturales del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE).

Estos eran de 15 especies distintas de mamíferos (huemules, pudúes, zorros chilote, culpeo y chilla, guanacos, vicuñas, coipos, cachorro de puma, lobos marinos y quiques) y aves (fardelas, guanay, chuncho y pingüino de Humboldt). Del total, 128 individuos murieron. El 75% de los ataques fueron causados por perros, dice el informe.

Actualmente, señala Díaz, «hay registro de ataques de distintas intensidades en cerca de 60% del SNASPE (60 unidades)».

Un caso dramático es el de los huemules. Entre 2005 y 2006, una de cada tres crías marcadas con radioaretes en Aysén fueron atacadas y muertas por perros. La cifra es catastrófica, si se considera que en Chile hay solo 2 mil huemules.

Los expertos coinciden en que la mayoría de las veces detrás de estos ataques hay un humano que no ha ejercido una tenencia responsable.

«Algunos son perros que alguien ha ido a botar al campo y que se unen a jaurías y matan», dice Acosta. Pero, complementa Fernando Vidal, docente de la U. Santo Tomás de Temuco y director de la ONG Fauna Andina, «la mayoría de los ataques contra fauna son hechos por perros que tienen un dueño que los alimenta, los lleva al veterinario y luego los deja deambular libremente».

Vidal, quien también dirige el Dpto. de Vida Silvestre de la Fundación Huilo Huilo, agrega que «cuando estos perros salen al medio natural no cazan por hambre, sino siguiendo su instinto. No hay que olvidar que el perro doméstico es un Canis lupus familiaris , un lobo doméstico».

Esto explica que gran parte de los guanacos, pudúes y huemules hallados muertos o que llegan a centros de rescate por el ataque de perros están mordidos o desgarrados, pero no han servido de alimento, señala Fernando Baeriswyl, coordinador nacional del Proyecto GEF de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio del Medio Ambiente. A los ataques directos contra la fauna nativa se suman infecciones causadas por mordeduras que pueden terminar en septicemias y transmisión de enfermedades y parasitosis.

Publicado en El Mercurio

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