El MIT, en su estudio Environmental Science and Technology, demostró que la contaminación atmosférica tiene el doble de riesgo de mortalidad que los accidentes de tránsito. Por ejemplo, en Santiago, el principal precursor del material particulado secundario es el NOx (producido principalmente por vehículos nuevos), el cual también es precursor del dióxido de nitrógeno y ozono, ambos potentes oxidantes pulmonares asociados a efectos agudos sobre la salud.
Tomando estos antecedentes, y analizando la experiencia internacional, se estableció el diseño de este impuesto verde a los vehículos. Un claro ejemplo es lo sucedido el 2007 en Francia. Ellos introdujeron un impuesto que gravaba a los vehículos de mayores emisiones de CO2 en hasta 2.600 euros y, paralelamente, se bonificaba a los vehículos más eficientes con 1.000 euros. Si bien el resultado es que los vehículos se hicieron más eficientes, bajando la participación de los vehículos de mayores emisiones en forma significativa, hubo un problema: el impuesto ignoraba la contaminación local, incentivando la compra de vehículos diésel y, por consiguiente, las emisiones de NOx aumentaron en los países que no se corrigió por este contaminante.
El impuesto desarrollado en Chile incorpora tal corrección. Se gravan las emisiones de CO2 (por el rendimiento) y las emisiones locales de NOx, siendo ambos parámetros medidos durante la homologación de los vehículos en nuestro prestigiado laboratorio 3CV del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. El cobro no discrimina por combustible, sino por emisiones. Si los vehículos diésel bajan sus emisiones, pagarán menos impuesto. Pero hoy contaminan más en lo local que la gasolina y por eso aparecen pagando más.
Una vez implementado este impuesto verde, estaremos sentando las bases para contar con un parque vehicular nuevo de menores emisiones,revirtiendo una tendencia actual en el que pocos vehículos aportan la mayoría de la contaminación.
Este impuesto verde da una señal clara que definirá nuestras emisiones futuras en forma potente y será una herramienta más con la que el Ministerio del Medio Ambiente seguirá trabajando para proteger los ecosistemas, la biodiversidad y la salud de personas.
Por eso estamos orgullosos de poder contar con un impuesto bien diseñado para un aire limpio en Chile, para un clima vivible y para el futuro sustentable de nuestros hijos.
Marcelo Mena
Subsecretario del Medio Ambiente
Publicado por La Tercera: http://voces.latercera.com/2014/08/21/marcelo-mena/un-impuesto-necesario/