En un taller que se realizó en la sede vecinal N°1 de San Pedro de Atacama y que contó con la participación de representantes de comunidades indígenas, agrupaciones turísticas, servicios públicos y de empresas, se dieron a conocer las principales conclusiones del estudio “Línea base de microorganismos extremófilos de Lagunas Tebenquiche y La Brava”, que coordinó la Secretaría Regional del Medio Ambiente y ejecutó el Centro de Ecología Aplicada (CEA).
Esta iniciativa, financiada por el Ministerio del Medio Ambiente por un monto de 16 millones de pesos, tuvo como propósito generar información sobre los microorganismos extremófilos presentes en dichas lagunas, lo que servirá como base para una futura protección y gestión de estos sitios, a través de un trabajo colaborativo con las comunidades indígenas locales.
En la oportunidad, el seremi del Medio Ambiente, Felipe Lerzundi, precisó que “el interés de realizar este estudio nace de las exigencias que hacen las propias comunidades para conocer mejor su territorio y poner en valor su patrimonio natural. No olvidemos que hay una solicitud de declaratoria de santuario de la naturaleza de laguna Tebenquiche por parte de la comunidad de Coyo y que surge del estudio mayor que como cartera estamos llevando a cabo “Adaptación al cambio climático de los humedales altoandinos”, cuyos resultados preliminares evidencian la presencia de comunidades microbianas extremófilas en lagunas del Salar de Atacama. Por eso se hacía necesario generar información base sobre estos hallazgos, obligatorio para la planificación estratégica y protección de estos ecosistemas sensibles”.
Durante el desarrollo del taller de difusión, el director del CEA, Dr Manuel Contreras, explicó que el estudio permitió levantar información relevante sobre el estado ecológico de los humedales altoandinos, a partir del monitoreo de variables físicas, químicas y ecológicas. Así como determinar la riqueza y funcionalidad los microorganismos extremófilos en los salares.
Las lagunas Tebenquiche y La Brava, corresponden a los sitios donde se han constatado, a través de esta investigación, las principales formaciones microbianas del salar. Contreras precisó que “evaluar la diversidad de los grupos funcionales que componen estas comunidades, así como su distribución y la diversidad metabólica de los ecosistemas microbianos bentónicos, es de gran interés, porque en este territorio se conserva un patrimonio genético sin precedentes y una biodiversidad poco conocida. Todo esto nos permite determinar que protegerlos es una oportunidad de mejorar lo que hoy tenemos y mantenerlos para las generaciones futuras”.
El taller consideró además la exposición “Introducción a los humedales altoandinos y las figuras de protección”, que presentó el encargado de Recursos Naturales de la Seremi del Medio Ambiente, Roberto Villablanca. Además, los presidentes de las comunidades de Peine y Coyo, Teresa Chaile y Jorge Alvarez, respectivamente, se refirieron a la importancia de estos estudios para el desarrollo de sus comunidades y manifestaron su interés en que estos sitios puedan estar bajo protección.