Humedales del norte de Chile: riqueza patrimonial y científica

En el Salar de Atacama, a pocos kilómetros de la apacible localidad de Peine, Región de Antofagasta, se encuentra la Laguna La Brava, único lugar del altiplano chileno donde está demostrado científicamente que existen estromatolitos vivos.

Los estromatolitos son considerados una de las formaciones más primitivas de la Tierra que dominaron el planeta hace unos 3.800 millones de años, afectando su evolución a través de la liberación de oxígeno a los mares y a la atmósfera.

Estos hallazgos, entre otros, forman parte de la investigación que llevan a cabo científicos del Centro de Ecología Aplicada (CEA), en el marco del estudio “Análisis de adaptación al cambio climático en humedales andinos”, que financia el Gobierno Regional de Antofagasta a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) y que coordina la Secretaría Regional Ministerial del Medio Ambiente de Antofagasta.

Para el Dr. Manuel Contreras, investigador del CEA, el Salar de Atacama es uno de los más extremos del planeta, y ha sido considerado desde hace bastante tiempo como uno de los ambientes más similares al planeta Marte, debido a la exposición de radiación ultravioleta y a la poca cantidad de agua que existe. “De hecho, -precisó- las condiciones de agua líquida que se encontró en Marte se debe a la alta concentración de sal, situación que se repite en las lagunas del salar de Atacama”.

“Trabajos recientes -continuó el investigador- compararon la forma que dejan en la roca los microorganismos en La Brava con imágenes obtenidas con la sonda Rover que explora el cráter Gusev en Marte,  encontrando una coincidencia en las imágenes de las estructuras microscópicas que captó la sonda con aquellas que se forman en los microbialitos de la Brava y otros estromatolitos fósiles encontrados en el planeta Tierra. Por lo tanto, La Brava es un ambiente donde se recrean las condiciones de la tierra primitiva y podría ser un buen análogo del planeta rojo”.

Este interesante descubrimiento científico fue entregado a la comunidad de Peine por el Secretario Regional Ministerial del Medio Ambiente de Antofagasta, Felipe Lerzundi y el equipo del CEA, con el propósito de que conocieran de primera fuente la riqueza científica y patrimonial que posee La Brava.

La reunión informativa se realizó en la propia laguna, oportunidad en que la delegación integrada por la directiva de la comunidad y jóvenes estudiantes de dicha localidad, pudieron conocer en terreno este ecosistema vulnerable de relevancia científica.

Cabe precisar que los monitoreos realizados por el CEA han reportado, hasta ahora, microbialitos y tapetes microbianos en zonas de gran influencia de minería de Litio, en los salares de Atacama (Cejar, La Brava y Tebenquiche), de Aguas Calientes, de Carcote, de Punta Negra, de Tara y Ascotán. “La puesta en valor y preservación de estos ecosistemas es un desafío de gran envergadura en el que deben estar involucradas las comunidades locales, el Estado, los científicos y el sector privado”, precisó el Dr. Manuel Contreras.

Estudio FNDR

El área general del estudio “Análisis de adaptación al cambio climático en humedales andinos”, comprende el territorio regional por sobre los 2.000 metros de altura y tiene como objetivo central analizar, identificar y aplicar medidas piloto de restauración y conservación de humedales altoandinos de la región de Antofagasta, buscando la adaptación de las comunidades locales frente a escenarios de deterioro de los recursos disponibles.

Considera como objeto principal a los humedales altoandinos: vegas, bofedales, salares, lagunas, y ríos, que son prioritarios para la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y que están sujetos a diversas actividades productivas, como minería, turismo, agricultura y otras.

El estudio ha identificado humedales prioritarios sin intervención (cercanos a la condición natural) y con intervención o amenazas, para evaluar el efecto del cambio climático en ellos. La selección de humedales con intervención se realizó en conjunto con las comunidades que se emplazan en dicho territorio, con el propósito de que estos actores priorizaran aquellos donde se deben realizar monitoreos y que son utilizados ancestralmente.

El altiplano de la región de Antofagasta presenta características climáticas que se asemejan a las condiciones extremas del primitivo planeta tierra. El seremi Felipe Lerzundi, indicó que “esta condición nos hace poseedores de un patrimonio genético sin precedentes, con una biodiversidad poco conocida de microorganismos extremófilos que habitan en los humedales, especies que se han reportado por primera vez en la puna de Atacama”.

Es por esto que el estudio “Análisis de adaptación al cambio climático en humedales andinos” que incorpora entre otras actividades la priorización y monitoreo participativo de humedales, así como variadas actividades de difusión, posiciona a la región de Antofagasta a la vanguardia en términos de generar información que permita la protección de estos ecosistemas, la identificación de presiones y la aplicación de prácticas sustentables en estos humedales únicos en el mundo y cuya conservación es de interés para la ciencia, para el Estado y para las comunidades indígenas que habitan y hacen usos de los humedales”.

Además, Lerzundi comentó, en este contexto, que el Ministerio del Medio Ambiente está impulsando la creación de áreas protegidas en algunos de los humedales seleccionados en conjunto con las comunidades locales, en donde se han identificado presencia de microorganismos extremófilos, con el objetivo de proteger a estos ecosistemas de altísima relevancia para la ciencia, y a la vez dar a conocer a la ciudadanía este patrimonio natural, entregando información sobre estos componentes de los humedales altoandinos, lo que suma a las múltiples acciones de conservación que el Ministerio está impulsando.

 

 

 

 

 

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Publicado en Región de Antofagasta.