Chile tiene condiciones climáticas donde el uso de la tecnología de CO2 transcrítico funciona en modo eficiente y fácil de implementar

Entrevistamos al experto Pier Zecchetto, quien nos habló del CO2 transcrítico, COVID-19 y nuevas medidas para que los técnicos en climatización y refrigeración realicen su trabajo de manera segura.

La introducción de CO2 transcrítico en los sistemas de refrigeración puede reducir al mínimo el uso de gases refrigerantes fluorados, hidroclorofluorocarbonos (HCFC) e hidrofluorocarbonos (HFC), que debilitan la Capa de Ozono y afectan el cambio climático. Es lo que está sucediendo con los sistemas instalados en algunos supermercados del país. Pero ¿Qué es el CO2 transcrítico?

Se denomina así al CO2 cuando se encuentra sobre su temperatura crítica (87 °F; 31,1 °C), donde se comporta como un “híbrido” entre un líquido y un gas. En el ciclo transcrítico del CO2, el compresor eleva la presión de este gas por encima de la presión crítica, el calor se libera a la atmósfera enfriando el gas de la descarga sin condensarlo, es decir, no va a cambiar de fase, si no que va a entrar el gas caliente y va a salir más frío a la temperatura ambiente. Este ciclo o sistema no usa condensador, sino que utiliza un enfriador de gas.

Con este sistema, se podrían reducir los consumos de energía, y se eliminan las sustancias liberadas que impactan negativamente al medio ambiente, como es el caso de los HFC y HCFC.

Le preguntamos sobre estos impactos a Pier Zecchetto, experto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

¿Cuáles son los resultados que usted ha visto en los lugares donde ha implementado?

Se ha realizado un seguimiento de las instalaciones con CO2 transcrítico en Chile en los últimos dos años (comparándolas con la información de otros continentes como Unión Europea, Asia, Oceanía) y hay consistencia y confiabilidad en que los ahorros de energía varían entre un 10% y 40% dependiendo de la condición climática y el tipo de solución de CO2 transcrítico (booster, compresión paralela, subenfriamiento mecánico, enfriamiento adiabático, eyectores etc.).

¿En cuánto a seguridad y mantenimiento también hay buenos resultados?

Las tasas de falla y requerimientos de servicios técnicos de emergencia bajan aproximadamente en un 45% debido a los mejores estándares de instalación y mantenimiento preventivo que esta tecnología requiere, la que es aplicable y efectiva en cualquier condición climática. Además, es ambientalmente sustentable en cuanto este fluido refrigerante tiene nulo potencial de agotamiento de la capa de ozono y su potencial de calentamiento global es 1.

Chile tiene condiciones climáticas donde el uso de esta tecnología funciona de modo eficiente y es fácil de implementar; hay instalaciones operativas desde Arica a Puerto Montt. 

COVID-19 y el uso de rayos ultravioletas para su eliminación

No podíamos dejar de abordar el impacto del coronavirus y la discusión que se ha dado en torno al uso de rayos ultravioletas para mantener libres de carga viral ciertos espacios públicos.

¿Qué tan efectivo es el uso de rayos ultravioleta para combatir la presencia de virus en espacios públicos como restaurantes, aviones y cruceros, entre otros?

Los rayos ultraviolenta ya se utilizan para sanitizar las superficies de los laboratorios que trabajan con material genético y virus, por lo que su efectividad en la eliminación de patógenos activos de las superficies está bastante confirmada; estos eliminan el 99.9 % de material genético contaminante. La aplicación en dichos lugares se hace normalmente sin presencia de personas y durante la noche. Pero es una medida más que debe complementarse con otras de aseo con productos químicos y desinfección del aire.

¿En qué sectores se está usando?

En los sistemas de pago en hoteles y restaurantes, al interior de aviones y en pasajeros antes de abordar, aunque éste último se encuentra en etapa de prueba.

¿Esto podría tener efectos nocivos en la salud humana?

Una exposición excesiva en tiempo y en longitudes y frecuencia de onda inadecuadas puede tener efectos nocivos sobre la piel y ojos, efectos cancerígenos y ceguera. Una aplicación con protocolos adecuados, es decir sin presencia de personas, no sería nocivo.

Si la desinfección es para la piel debe ser en modo muy controlado por expertos y con tipos de rayos ultravioleta que no dañan a las personas.

Medidas de seguridad para los técnicos en tiempos de COVID-19

La transmisión y contagio de COVID-19 se produce, entre otros, a través de superficies infectadas (incluida la piel) y del aire. De allí, la importancia de sanitizar y de contar con sistemas adecuados para remover del aire el COVID-19. Pero al mismo tiempo, es necesario que el sector usuario de refrigeración y aire acondicionado opere de un modo seguro y siguiendo los protocolos que ayuden a resguardar la salud de los técnicos y con ello, del resto de las personas.

Frente a este tema, Zecchetto nos comentó sobre las medidas de seguridad que está implementado la Asociación Italiana de Refrigeración (Assofrigoristi).

Ellos han generado matrices de riesgo basados en riesgo tipo PLC (Presencia en Lugares Contaminados), que está asociado al lugar, es decir, qué tan riesgoso es el lugar donde se trabaja o donde se necesita ir a trabajar, por ejemplo, hospitales, laboratorios y centros de adultos mayores. Y otro tipo de riesgo conocido como riesgo OPV (Operaciones con potencial Presencia de Virus) y define qué tan riesgosa es la operación o equipo donde le toca trabajar al técnico, por ejemplo, cambios o limpieza de filtros, mantención y limpieza de aerovaporadores, túneles de aire evaporativos, entre otros.

¿Los países deberían revisar sus normativas asociadas al sector refrigeración y aire acondicionado a propósito del COVID-19? ¿Y cuáles deberían ser esos nuevos enfoques?

Dado que las tecnologías de refrigeración (por ejemplo cadena de frio de medicamentos, vacunas, alimentos) y aire acondicionado (laboratorios, salas de procesos, salas blancas, quirófanos, habitaciones de hoteles, etc.) -si están en buenas condiciones de operación y con protocolos seguros que se cumplan y respeten (buenas prácticas)-, son tecnologías relevantes en la eliminación y contención de la cargas bacterianas, virales y contaminantes, por lo tanto son una buena herramienta para ayudar a mantenernos sanos, “menos contaminados”. Es esperable que en el futuro aparezcan nuevos “riesgos”; ahora se llama SARS2, esto significa que hubo un SARS1 y podría llegar un SARS3. Necesitamos una revisión constante para que los estándares y normativas sean adecuados a las realidades y exigencias que se van presentando.

Se requiere pasar de una mentalidad de limpieza a normas que impliquen sanitización de espacios y sistemas; trazabilidad real y en línea (la tecnología existe), para tener un control efectivo y poder señalar oportunamente qué instalaciones, así como los lugares físicos donde se utilizan estos equipos y sistemas sean seguros (o que no lo están siendo) para operadores, funcionarios, técnicos, clientes y públicos en general.

Tener un proceso de certificación de las empresas periódico que permita también ver que quienes están a cargo de que las buenas prácticas las apliquen y tengan los procedimientos y conocimientos para que sean normas utilizadas realmente y no solo un documento que se llena para salir del paso.

¿Cómo los gobiernos podrían entregar mejores directrices a las asociaciones de técnicos?

Colaborando en conjunto con las asociaciones de profesionales y de industria del país en los rubros de RAC, supermercados, alimentos, laboratorios etc. de modo de potenciar una instancia de generación y actualización periódicas de normas y reglamentos sencillos y efectivos de aplicar.

Hacer que estos reglamentos tengan obligatoriedad y también altos costos para el no cumplimiento.

Potenciar y masificar la capacitación a través de las asociaciones para que la gran mayoría de las empresas y técnicos puedan cumplir con el estándar requerido.

Participando en organismos que reúnan a sus pares a nivel internacional, e intercambiar con estos referentes experiencias y buenas prácticas. Esto reduce el costo, tiempo de aprendizaje e implementación de las buenas prácticas.

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Publicado en Campaña Ozono.