En San Pedro de Atacama se llevó a cabo la actividad de cierre del estudio «Análisis de adaptación al cambio climático en humedales altoandinos”, que se desarrolló durante cuatro años la Secretaría Regional del Medio Ambiente de Antofagasta.
El proyecto, financiado por el Gobierno Regional a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), por un monto superior a los de 517 millones de pesos, fue ejecutado por el Centro de Ecología Aplicada (CEA) y tuvo como finalidad avanzar en la conservación de los humedales altoandinos por sobre los 2.000 metros de altura, en las comunas de Ollagüe, Calama, San Pedro de Atacama y Antofagasta.
Estos territorios de alta relevancia ambiental, son hogar de pueblos originarios, principalmente de las etnias quechua y atacameña, por ello hubo un importante trabajo junto a las comunidades locales.
Esta alianza permitió avanzar en la conservación de los ecosistemas mediante el desarrollo de las diferentes etapas del proyecto, incluyendo la caracterización ambiental de las vegas, bofedales, lagunas y salares de interés para las comunidades, la generación de modelos de efectos del cambio climático, el desarrollo de capacidades locales en el monitoreo ambiental y uso sustentable de estos.
El taller final contó con la participación de Alejandra Figueroa, jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente. Junto ella representantes de comunidades locales e invitados especiales y el seremi del Medio Ambiente de la Región de Antofagasta, Felipe Lerzundi, destacaron el trabajo conjunto. “Parte del éxito de este estudio fue gracias al apoyo y compromiso de las comunidades indígenas presentes en el territorio, quienes supieron aprovechar las herramientas que puso a su disposición el Estado, a través del Ministerio del Medio Ambiente y el Gobierno Regional”, dijo Figueroa.
Profundizó que “uno de los logros del análisis es el empoderamiento de las comunidades indígenas respecto de su área de influencia. Han comprendido que mientras Alma busca el origen del universo en el cielo, en las estrellas, ellos encuentran el origen de la vida en el Desierto de Atacama, a los pies de donde habitan, lo que pudimos constatar luego de los hallazgos de comunidades microbianas extremófilas, bacterias responsables de la producción de oxígeno que permitió la vida en el planeta, encontradas en algunas lagunas altiplánicas. Estos microorganismos han sido estudiados por la ciencia desde hace muchos años, pero para quienes habitan en el lugar, son un completo descubrimiento, ya que han sido visibilizados a partir de este estudio”.
Diagnóstico Ambiental
El análisis y sistematización de la información ambiental y social del área de estudio permitió obtener un diagnóstico ambiental de los humedales seleccionados y de gran importancia para las comunidades locales.
Entre éstos, destaca la medición de los flujos de gases de efecto invernadero (GEI), CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano) en salares y vegas representativos de los ecosistemas altoandinos de la región. Los resultados fueron bastante alentadores ya que mostraron que los humedales medidos eran una importante fuente de captura de CO2 y además, presentaban una baja emisión de metano.
“Por tanto, -explicó Felipe Lerzundi- es importante preservar, cuidar e incrementar nuestros humedales, ya que pueden ser usados para combatir el cambio climático, teniendo un rol activo en la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, mediante su captura a través de sus procesos ecosistémicos internos”, precisó.
Además, durante el desarrollo del estudio se diseñó y puso en marcha un conjunto de estaciones de monitoreo ambiental que permitirá conocer con mayor frecuencia el estado de algunos de estos ecosistemas, tan importantes para nuestra región.
Asimismo, se realizaron diversas campañas de monitoreo de lagunas y salares, a partir de las cuales se encontraron tapetes microbianos en los salares de altura, verdaderos reservorios de biodiversidad microscópica, capaz de entregar antecedentes sobre los orígenes de la Tierra hace 4.000 millones de años.
Otro aspecto destacable abordado por el proyecto fue la generación de una guía educativa para el desarrollo de clases al aire libre en humedales altoandinos, trabajo desarrollado en conjunto con el Liceo LicKan Antai de San Pedro de Atacama.
En estos 4 años, se difundió y capacitó en materias vinculadas al desarrollo del estudio, a más de 500 personas pertenecientes mayoritariamente a las comunidades locales, usuarios que al conocer la riqueza científica y patrimonial que poseen estos ecosistemas; contribuirán al trabajo de conservación de humedales que impulsa el Ministerio del Medio Ambiente en la región y el país.
“Esto se construye desde la confianza, reconociendo que somos diferentes, pero que necesitamos el uno del otro, para apuntar a una gestión sustentable del territorio. El cambio climático y las demás amenazas existentes son tan potentes, que las diferencias que nos separan no pueden ser un obstáculo para enfrentarlo, y es ahí donde el Estado de Chile y las comunidades indígenas han encontrado un camino, en la región de Antofagasta, de cómo liderar estos procesos para enfrentarlos con decisión, compromiso y sobre todo, amor por el lugar en que vivimos”, puntualizó Lerzundi.