Nuevos avistamientos del zorro de Darwin amplían su área de distribución

Ver un zorro de Darwin es como sacarse la lotería, porque el cánido más pequeño de Chile, y uno de los de menor tamaño a nivel mundial, no es precisamente un animal sociable.

Por mucho tiempo se creyó que su población se limitaba a la isla de Chiloé, y por eso se le conocía como zorro chilote, pero en los años 80, investigadores liderados por el biólogo Jaime Jiménez detectaron sus primeras poblaciones en la cordillera de Nahuelbuta.

Los especialistas determinaron que se trataba de una comunidad muy frágil, ya que subsistía pese al generalizado cambio de uso de suelo de la región. De ahí que el animal fue clasificado en la lista roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza como en peligro crítico.

Pero tras hallazgos indirectos de pieles y animales muertos, y especialmente gracias a la masificación de cámaras trampa que se activan cuando un animal pasa frente a ellas, se comenzaron a obtener referencias de su presencia en otras zonas, especialmente alrededor de Valdivia.

Estado de conservación

Para Ezequiel Hidalgo, director de conservación e investigación de Buin Zoo, la información proporcionada por estas imágenes no basta para tener una idea de su estado de conservación.

El veterinario explica que el zorro chilote no tiene una particular diferencia física, patrón de manchas u otro rasgo característico que permita distinguir a varios individuos entre sí, y perfectamente podría tratarse del mismo animal, que pasa varias veces.

De ahí que desde el año 2013 lideran un proyecto de conservación que han desarrollado en la zona de Chiloé, Nahuelbuta y Oncol, donde han capturado, a la fecha, 40 individuos, a los que toman muestras genéticas y marcan para hacer un seguimiento en el tiempo. Es así como en Chiloé su equipo ha registrado 25 individuos diferentes y en Nahuelbuta cuatro.

Pero la mayor sorpresa ha sido la captura de dos ejemplares en Oncol, al norte de Valdivia, donde hasta ahora solo se sabía de su presencia por fotos.

La distribución no se limitaría a la zona costera.

En el año 2014, Jiménez, quien hoy trabaja en la Universidad de North Texas, recibió referencias de uno captado a través de celular cerca de Puerto Octay. Para confirmarlo, el investigador -que trabaja con la especie desde 1984- instaló dos cámaras trampa en el área con las que confirmó el registro.

Ambiente perturbado

Lo más sorprendente es que el lugar donde el animal fue visto era un área con un ambiente muy perturbado, ya que subsisten fragmentos mínimos de vegetación en un paisaje en que predominan la ganadería y la agricultura, con presencia de vacas y perros. En ese contexto -dice-, al animal le resulta muy complicado sobrevivir, ya que los perros le pueden transmitir enfermedades y la gente no los diferencia de los otros zorros, y los mata.

El equipo del Buin Zoo también está monitoreando el potencial de contagio del moquillo desde los perros vagabundos en los zorros que ellos han marcado.

Para los especialistas, que el animal esté presente en más lugares de lo que se creía no cambia el hecho de que sigue estando en peligro.

Por ejemplo, el haber encontrado apenas cuatro ejemplares en Nahuelbuta después de tres años de monitoreo, para Hidalgo es una señal de que esa población puede estar muy cerca de desaparecer.

«No se han hecho grandes esfuerzos de protección; tampoco hay una recuperación de la población; no hay nada que justifique el cambio del estatus de peligro», puntualiza.

Publicado en El Mercurio

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