Chile tiene en la zona central uno de los hábitat más singulares en términos de flora y fauna a nivel mundial. Es lo que se conoce como “ecosistema mediterráneo”. Estos espacios de montaña nos proporcionan múltiples beneficios de vital importancia mirando al futuro tales como la provisión de agua, purificación de aire, prevención de erosión, polinización, recreación y biodiversidad. Proteger, preservar y potenciar estas áreas, nos prepara desde ahora para seguir disfrutando de los beneficios de la montaña en forma sostenida y sustentable en el tiempo.
Por ello, desde el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) se ha impulsado el proyecto “Protegiendo la Biodiversidad y Múltiples Servicios Ecosistémicos en Corredores Biológicos de Montaña, en el Ecosistema Mediterráneo de Chile”, que cuenta con una inversión de US$ 32,6 millones en cinco años, considerando la participación de 36 municipios de la Región Metropolitana y Región de Valparaíso.
“Se trata de un proyecto público privado que permite la conservación de la biodiversidad, por lo tanto, resguarda los beneficios que nos entrega la montaña. El área total está en torno a 1 millón 250 mil hectáreas los cuales equivalen a mil 700 parques metropolitanos”, señaló el ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, durante la presentación del llamado “GEF de las Montañas” en el Parque Metropolitano.
Se reconocen que hay 14 ecosistemas terrestres en el área del proyecto, agregó la autoridad ambiental, que benefician con provisión de agua, con purificación del aire, captura de carbono y otros servicios ecosistémicos. Además estos ecosistemas albergan glaciares, praderas naturales, bosques y matorrales nativos ricos en especies endémicas.
Ecosistemas frágiles
El proyecto comprende 1.099.085 hectáreas (ha) en la Región Metropolitana y 149.347 (ha) en la V Región. En total, se busca proteger 1 millón 248 mil 432 (ha) de montañas andinas y de la costa, las cuales constituyen ecosistemas frágiles que requieren conductas especiales tanto por parte de la ciudadanía, como de las instituciones.
La nueva política pública permitirá una adecuada coordinación tanto de los distintos servicios y organismos públicos que poseen atribuciones en la materia, como también de entidades de la sociedad civil que intervienen, actúan o se benefician en distintos aspectos de los territorios de montaña. De esta manera, se creará una carta de navegación que fija un marco de acción deseado y en el cual los distintos actores en su conjunto pueden colaborar, medir avances y establecer metas.
Con esto, se busca disminuir el impacto que existe en la zona, generado los últimos 10 años por una serie de causas subyacentes a los factores de presión que no han sido suficientemente aminoradas, como la escasa conciencia y sensibilización por la protección de la biodiversidad y los servicios que ésta provee, además de la necesidad de fiscalizar y controlar las intervenciones en el territorio silvestre, entre otros factores.
“La biodiversidad nos rodea a todos, todos los días y es parte de nuestro medio de vida muchas de las cosas que tomamos todos los días como por sentadas, nuestro aire, el agua, lo que comemos, lo que disfrutamos, lo que vemos, es gracias a la biodiversidad. Entonces el proyecto que estamos haciendo trata no solamente de proteger la rica y especial biodiversidad que hay en el corredor sino también al mismo tiempo el poder poner en valor todos los servicios que recibimos y que nos impacta en el día a día a través de una mejora, por ejemplo productiva, a través de una mejor calidad del aire, del suelo, del agua, de cosas que afectan el día a día”, señaló José Dallo, director de la Oficina Subregional para el Cono Sur de ONU medio Ambiente América Latina y el Caribe.
Los ejes del proyecto
La iniciativa se desarrollará a través de tres componentes. Uno de ellos busca potenciar la gestión ambiental local, como eje estratégico que permitirá un desarrollo sustentable del territorio. De esta manera, se involucra el fortalecimiento de unidades ambientales municipales, incorporando temáticas tradicionales, el manejo y conservación de la biodiversidad, aguas y suelos. Así, se mejorará la gobernanza ambiental en los 36 municipios donde se emplaza, los cuales cuentan con territorio silvestre.
Los otros dos componentes, buscan minimizar el impacto negativo que tienen algunos rubros productivos sobre la biodiversidad, fomentando las buenas prácticas en actividades agrícolas, ganaderas, el turismo y el sector forestal. Con esto, se perfeccionarán instrumentos de incentivos y se crearán nuevos, declarándose en medio de este escenario –y por primera vez en Chile–, la figura de Distrito de Conservación de Suelo, Agua y Bosque en un área piloto.
Actores involucrados
El proyecto impulsado por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) y ONU Medio Ambiente , será conducido en alianza con actores claves para cumplir sus objetivos, como el Ministerio de Bienes Nacionales (MBN), la Asociación de Municipalidades Rurales (AMUR), la Asociación de Parques Cordillera, el Gobierno Regional de Valparaíso y Metropolitano, las Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la Corporación Nacional Forestal (Conaf), el Consejo Nacional de Producción Limpia (CPL), el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP, del Ministerio de Agricultura), la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), las Seremis de Medio Ambiente (V y RM), las Seremis de Agricultura (V y RM), The Nature Conservancy (TNC), Universidades, entre otros importantes colaboradores.
Respecto de los 36 municipios involucrados, la lista la conforman está conformada por Alhué, La Florida, Padre Hurtado, San Bernardo, Huechuraba, El Monte, Buin, La Reina, Paine, San José de Maipo, Isla de Maipo, Quilicura, Calera de Tango, Lampa, Peñaflor, San Pedro, María Pinto, Maipú, Colina, Las Condes, Peñalolén, Talagante, Melipilla, Pudahuel, Curacaví, Lo Barnechea, Pirque, Til-Til, Puente Alto, Vitacura, Olmué, Quilpué, Casablanca, Cartagena, San Antonio y Santo Domingo.