Ayer comenzó la decimosexta edición del Salón del Automóvil de Shanghai, uno de los más importantes del mundo, y el lugar donde los fabricantes muestran sus adelantos.
Junto con vehículos de lujo y suburbanos, se aprecia también un fuerte impulso de las tecnologías «amigables» con el medio ambiente, representadas por vehículos eléctricos e híbridos, que mezclan el uso de gasolina y baterías para ganar más autonomía.
Entre los 2 mil expositores de la feria está Tesla, empresa que —según un libro que saldrá a la venta en mayo— estuvo a punto de ser vendida a Google en 2013 por su dueño Elon Tusk, por las dificultadas económicas por las que pasó al crear su Modelo S. Tesla quiere ser exitoso en China, mercado que hasta ahora le ha sido esquivo (es el único país en que Tesla tiene autos en bodega; en el resto de los países están agotados).
Esto, en parte porque para el consumidor todavía hay temores relacionados con la seguridad, pero por sobre todo porque aún no hay una red desarrollada de estaciones de carga de energía que permita al conductor manejar tranquilo de ciudad en ciudad.
Audi presentó también su Q7 e-tron, un auto híbrido cuyas baterías tienen una autonomía de 56 km y alcanza una velocidad de 256 km/h. Toyota, en tanto, mostró dos modelos híbridos para el mercado chino: Levin Hev y Corolla. El fabricante asiático BYD se lució con dos vehículos «enchufables», el Song y el Yuan, que saldrá] al mercado durante este año. Parece un vehículo de la película Tron, pero se trata del Toyota FV2, auto eléctrico que no usa volante, ya que se maneja con los movimientos del cuerpo. Aún es un concepto.
Tesla busca encantar a los chinos con sus autos completamente eléctricos. En contra le juega que no existe una red de recarga que pueda suplir las necesidades del consumidor.
Publicado en El Mercurio.