Tanto el cambio climático como la contaminación del aire se ven empeorados por la combustión de combustibles fósiles, que incrementa las emisiones de CO2.
Dos de los principales problemas ambientales del planeta, el cambio climático y la contaminación del aire, tienen relación entre sí. En primer lugar, el cambio climático se produce por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), principalmente por el dióxido de carbono (CO2), pero también por otros gases como el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O), y provoca el aumento de la temperatura global del planeta. Por su parte, la contaminación del aire es la presencia en el aire de sustancias o partículas que implican riesgo, daño o molestia para el ser humano, la flora o la fauna.
¿Cómo se conectan? El incremento de la emisión de CO2 provoca el calentamiento global que deriva en el cambio climático y por consiguiente provoca los efectos climáticos adversos como olas de calor, sequía, inundaciones, etc. Los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC) son agentes atmosféricos que contribuyen al cambio climático y deterioran la calidad del aire. Se les llama así porque tienen una vida útil relativamente corta en la atmósfera, entre estos se encuentran el carbono negro, metano y ozono troposférico. Estos contaminantes también afectan la calidad del aire, aumentando el riesgo de padecer enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
¿Qué está haciendo nuestro país para disminuir sus emisiones de CO2?
Un hito en la historia medioambiental del país ocurrió en junio de este año al ser publicada en el Diario Oficial la Ley Marco de Cambio Climático (LMCC), legislación que permite establecer la lucha contra el cambio climático como una política de Estado y definir los mecanismos que utilizará el país para enfrentar este fenómeno.
La LMCC fija la meta de ser un país carbono neutral a más tardar el 2050, esto significa, profundizar el proceso de descarbonización y dejar de quemar combustibles fósiles en todas nuestras actividades para que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) –responsables del cambio climático- sean iguales o menores que las absorciones de dichos gases por parte de la naturaleza.
Asimismo, se plantea como meta que el país sea resiliente al clima, es decir, que seamos capaces de adaptarnos a los efectos del cambio climático en los territorios.
Dentro de sus medidas específicas relacionadas con calidad del aire, la LMCC establece la obligación de implementar reducción de gases de efecto invernadero con foco en la contaminación local, permitiendo mejorar la calidad de vida de las personas. Los compromisos de mitigación y adaptación deben considerar zonas saturadas y latentes de contaminación atmosférica.
“Queremos ser el primer Gobierno ecológico de Chile. La Ley Marco de Cambio Climático es una herramienta clave para transversalizar ese objetivo. Este cuerpo legal coordina y organiza la acción del Estado bajo la meta de la carbononeutralidad y resiliencia al clima”, señaló la Seremi del Medio Ambiente O´Higgins, Giovanna Amaya.
La representante de la cartera de Medio Ambiente en la región, agregó que “la promulgación de la Ley Marco de Cambio Climático viene a confirmar ese compromiso de nuestro gobierno con el bienestar de las personas y nuestro planeta. Estamos en una emergencia climática y todos nuestros pasos deben dirigirse a las soluciones de manera urgente. Debemos recordar que Chile es uno de los países más afectados por el avance del cambio climático y que cumple con 7 de los 9 criterios de vulnerabilidad frente al impacto del cambio climático, según la categorización de Naciones Unidas. No podemos dilatar más las acciones para combatir esta situación. Estamos trabajando para proteger a la ciudadanía”, finalizó.