«Esto no solo se trata de reparar cosas, también se trata de reparar confianzas», dice Pablo Muñoz, cofundador de Repair Café Chile, una iniciativa que reúne a personas que saben arreglar objetos con aquellos que necesitan que alguien les dé una mano para hacerlo.
Los sábados son los días D. A las 10:00 de la mañana ya están los reparadores esperando con sus herramientas. Se preparan para la llegada de tostadoras, muebles, tocadiscos, lavadoras, juguetes, relojes o ropa en mal estado.
«No se trata de que una persona deje una tele y venga a buscarla tres horas después. La idea es que el que sabe ayude a esa persona a entender cómo funcionan las cosas y entre los dos reparen lo que está malo. Así se crean lazos de confianza», dice Muñoz.
Las reacciones son diversas: desde el señor que mira con recelo y pregunta «¿cuál es el negocio?, hasta la abuelita que agradeció con un pie de limón al joven que le reparó su computador.
Desde Holanda
La organización Repair Café nació en Holanda de la mano de Martine Postma, quien impulsa la cultura de la reparación. «La gente se ha olvidado que las cosas se pueden reparar, incluso botan objetos con pequeñas fallas y que una reparación simple puede arreglar», dice esta mujer en su sitio web. Chile es el segundo país de Latinoamérica que se adhiere a la iniciativa, después de Brasil. Ya llevan dos reuniones, la tercera se realizará el sábado 30 de mayo en el barrio Italia (Providencia).
La idea también es valorizar y transmitir el conocimiento de quien sabe reparar. «Antes, el zapatero, el técnico electrónico, la costurera, eran parte esencial del barrio y eso se ha ido perdiendo. Nosotros no queremos quitarles la pega, queremos que la gente aprenda a valorar el conocimiento que ellos tienen», dice Muñoz.
Javier Hueichapan es ingeniero y uno de los voluntarios de Repair Café. «Entre las personas que van y las que reparamos se siente una complicidad al saber que algo que estaba muerto o enfermo puede volver a la vida. Debe ser parecido a lo que sienten los profesionales de la salud cuando sanan a una persona. Es un granito de arena para ayudar a que nos demos cuenta que podemos ser más sustentables y satisfacer nuestras necesidades sin perjudicar a las futuras generaciones», dice Hueichapan.
Esta cultura de reparar para evitar la contaminación del medio ambiente también está presente en la web. Sitios como iFixit.com tienen guías que ayudan a los internautas a reparar sus aparatos eléctricos. La mayoría de los tutoriales son realizados por voluntarios. El sitio, además, selecciona teléfonos, electrodomésticos y otros aparatos eléctricos apenas salen al mercado y los «deshuesa» para saber qué tan fácil es cambiar sus piezas. Por ejemplo, al Apple Watch le dieron una puntuación 5 de 10 por su «reparabilidad».
La tendencia de ir contra la obsolescencia programada es lo que motivó al español Carlos López a crear el sitio reparatumismo.org, uno de los tantos en español que entrega guías de reparación a los internautas. «No es posible que las cosas las hagan pensando en que son desechables. Muchas se pueden reparar, pero la gente no se atreve», dice este técnico electrónico que vive en Palmas de Mallorca.
En su canal de YouTube tiene 45 mil seguidores. «Comencé en 2005 publicando manuales, pero pronto me di cuenta de que eran pocos los que los leían. Ahí llegué al video, que es un canal perfecto para enseñar, porque para la gente es más fácil entender y seguir el paso a paso», cuenta López.
El técnico dice que no quiere quitarles el trabajo a sus colegas. «Me motiva que la gente pueda reparar sus propias cosas. En lo peor de la crisis económica muchos me pedían ayuda porque no tenían dinero para arreglar la lavadora que se les estropeó. Mi satisfacción era que ellos podían destinar el dinero que se ahorraban en algo de primera necesidad», confiesa López.