Por Mónica Saldías de la Guarda, seremi del Medio Ambiente, Región de Aysén.
Es común oír hablar frente a los graves problemas ambientales, sociales e incluso sanitarios, sobre la importancia de la responsabilidad ciudadana en la búsqueda de soluciones a esos problemas. De hecho, ya un par de veces hemos utilizado esta vitrina para abordar la corresponsabilidad, como el paso fundamental hacia un cambio cultural, uno donde la responsabilidad es esa base, ese conjunto de valores, que nos hace actuar de manera correcta, como individuos o como miembros de una sociedad, apuntando siempre al bien común.
En este sentido, dentro del eje “Un Chile para vivir una vida más plena y feliz” de nuestro programa de Gobierno, se incluye que “Más allá del cuidado de la naturaleza, es indispensable hacerse cargo de los problemas actuales de contaminación que degradan directamente la salud y la calidad de vida de una gran parte de los chilenos” pero esto es imposible sin el compromiso real de todos quienes habitamos el territorio.
Entonces, si hablamos de calidad del aire, que es uno de nuestros problemas más urgentes, sabemos que debemos hacer un cambio, que este cambio depende de todos, pero, ¿qué es lo que como Gobierno podemos hacer para impulsar este cambio?, pues bien, además de todas las medidas que ponemos a disposición en nuestro Plan de Descontaminación Atmosférica, creemos fuertemente que la apuesta para un verdadero cambio no se da, si no es de la mano de la Educación Ambiental.
La Educación Ambiental, es una disciplina cuyo concepto se ha ido forjando durante los últimos cuarenta años, no es una moda, sino un movimiento que promueve una visión más integradora entre el ser humano, su ambiente, el modelo de desarrollo y la cultura.
Hoy más que nunca es necesario abordar el cuidado del medio ambiente con la responsabilidad y urgencia que se requiere. A nivel regional, la contaminación atmosférica que cada invierno nos afecta, nos obliga a reforzar acciones para revertir nuestros hábitos en torno a la calefacción de nuestros hogares que acentúan este particular problema, y en esto, el rol de la educación ambiental es fundamental; a través de ella, incentivamos el desarrollo de valores ambientales y hábitos en nuestras comunidades, generando conciencia y conocimiento sobre la contaminación del aire, permitiendo cambiar nuestras conductas y enmendar nuestro rumbo.
Entonces, en esa sintonía es que hoy priorizamos un Programa de Educación Ambiental y Difusión en Calidad del Aire, uno que abarca a toda la región y todos sus segmentos, que incluye a los establecimientos educacionales, pero también a las juntas de vecinos y organizaciones sociales, que nos permite identificar cada realidad de nuestras diversas localidades y juntos co-construir un modelo más amigable con nuestro medio ambiente.
Bajo este nuevo escenario de pandemia, la innovación en la forma de implementar el programa de educación ambiental será crucial, aprovechando al máximo las tecnologías, especialmente en el trabajo con estudiantes y docentes. Los medios de comunicación serán vitales para el trabajo interdisciplinario y transversal, aportando a aclarar conceptos en torno a la eficiencia energética,
los combustibles, artefactos de calefacción, salud pública, cultura local, etc. ¡y estamos dispuestos!, ya trazamos la ruta, ahora te invitamos a caminar con nosotros, este cambio lo hacemos juntos.