La deforestación estaría casi bajo control, sostiene el último informe de Conaf sobre bosque nativo. Esto, porque entre los años 2000 y 2015 se ha producido una pérdida de bosque mínima a nivel de las distintas especies.
La tasa de disminución anual promedio de unas 6.720 hectáreas representa 0,04% de la superficie total de bosque nativo, menos de la mitad del escenario de 1990, cuando se perdían 20 mil hectáreas al año.
La superficie cubierta por bosque nativo no ha experimentado mayores variaciones. Es así como, según cifras del año 2000, esta alcanzaba a 13.335.489,5 hectáreas, y hoy asciende a 13.462.486,9; es decir, se han sumado casi 127 mil hectáreas más, lo que equivale al 1% de la superficie adicional.
En contraste, en países como Argentina, la pérdida sigue siendo acelerada. Es así como entre 2002 y 2006 la tala de bosques para sustituirlos por plantaciones de soya arrasó con más de 1 millón de hectáreas, según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Solo en la provincia de Córdova entre 2004 y 2010 se han perdido 269 mil hectáreas.
Volcanes e incendios «La deforestación en Chile está controlada en un 98%, así que hoy no hay grandes pérdidas de bosques, y las que se registran son fundamentalmente por erupción o actividad volcánica o por incendios forestales», asegura Verónica Oyarzún, jefa del departamento de monitoreo de ecosistemas vegetales de Conaf.
Es así como producto de la ceniza del Chaitén se perdieron unas 30 mil hectáreas.
En el caso de los incendios forestales, es más difícil determinar la merma real, ya que en muchas ocasiones se produce regeneración de la masa vegetal, dice.
Según el estudio, a nivel específico se han producido aumentos de superficie cubierta en la mayoría de las formaciones vegetales, destacando el caso del bosque esclerófilo propio de la zona central (43%) y de la palma chilena (292,1%).
Aunque han ocurrido importantes procesos de reforestación, este aumento puede explicarse en gran parte como consecuencia de un cambio en la metodología de medición respecto de análisis anteriores, que consideró como bosque nativo áreas que antes se dejaban a un lado, dice Oyarzún.
Justamente basados en estos criterios, que responden a una definición más amplia de lo que se considera bosque nativo (a partir de la ley específica sobre el tema de 2008), es que acaban de ser detectados por primera vez modestos bosques altiplánicos de queñoa en la Región de Arica Parinacota.
«Se sabía que por los 3 mil metros de altura había una masa importante de queñoa, pero no había sido considerada en mediciones anteriores» señala.
El documento «Criterios e indicadores para la conservación y el manejo sustentable de los bosques templados y boreales» para el período 2003-2015 fue presentado en el marco de la reunión del grupo de trabajo del Proceso de Montreal, que se realizó la semana pasada en nuestro país. Esta agrupación de 12 países concentra el 80% de los bosques templados y boreales del planeta.
La representación de las distintas especies en las áreas protegidas es variada. Es así como casi el 70% del coihue de Magallanes y el 71,5% del ciprés de las Guaitecas están dentro de parques y reservas nacionales mientras que el bosque esclerófilo y el de roble-hualo apenas tienen una presencia de 1,4%.
El informe también dedica páginas a la biodiversidad de estos ecosistemas. Es así como durante el período registrado, el número de especies de vertebrados terrestres aumentó en 9,36%, debido a que se han hecho más esfuerzos para identificarlas.
En el caso de la flora, el número de especies nativas asociadas al bosque llega a 3.893, de las cuales 1.958 son endémicas.
El alerce es una especie cuya tala está prohibida. Cubre una superficie de más de 16 mil hectáreas. Informe de Conaf registra 1% de aumento de su superficie: La deforestación del bosque nativo se ha reducido al mínimo en Chile Entre 2000 y 2015 solo se han producido pérdidas menores.
El bosque esclerófilo (especies arbóreas adaptadas a la sequía y calor) ocupa más del millón 300 mil hectáreas de la zona central chilena, pero está escasamente representado en las áreas protegidas.