Nuestro Presidente Gabriel Boric y nuestra Ministra Maisa Rojas, han enfatizado que este es y será el primer Gobierno Ecológico en la historia de Chile. ¿Suena ambicioso verdad? Pero ¿de qué otra forma podríamos enfrentar las distintas crisis actuales (climática, hídrica y ecosistémica), sino con acciones y transformaciones profundas que reafirmen nuestro compromiso con la equidad socio-ambiental? Sí, porque hablar de un Gobierno ECO-lógico comienza por el ecosistema, pero debe armonizarse necesariamente con el desarrollo real y justo de todas y todos, pues al final del día es la preservación de los recursos naturales, junto al desarrollo de nuestras capacidades, lo que nos va a asegurar ese futuro para el que ya es hora de prepararnos.
Y es que tenemos una necesidad imperante como sociedad de avanzar hacia un desarrollo integral desde nuestras comunidades, respetuoso del medio en que vivimos, y consciente de las sinergias existentes entre los fenómenos humanos y los ambientales. Por ello, y para crecer sustentablemente, debemos cultivar la prudencia ecológica, esa que nos invita a conjugar el modelo medioambiental con una mejor eficiencia económica y una mayor equidad social, ya que todo lo que hacemos con nuestro medio ambiente, repercute o repercutirá en nuestras vidas.
Por ello, nuestro Gobierno aboga por avanzar hacia el cuidado medioambiental en sintonía con el desarrollo de nuestras comunidades, izando la bandera de lo ECO-lógico y forzándonos a replantearnos desde el mismo modelo, a avanzar a toda máquina, pero sin dejar rastro ni huella, y aún más, reparando el daño previo. Por ejemplo, mediante la descarbonización de nuestra energía, apelando a formas de generación más sustentables como la energía eólica, fotovoltaica, geotérmica e hidráulica. O apostando por una mejor gestión de nuestros acuíferos, para que todas y todos tengamos garantías de acceso al agua, especialmente ante la sequía que hoy nos aqueja. Por ello, nuestras políticas públicas apelan a la eficiencia energética y a la eficiencia hídrica, respetuosos de las necesidades económicas y sociales de nuestras comunidades, pero sobre todo, conscientes de los efectos actuales y futuros del calentamiento global. Por eso, como Gobierno, avanzamos comprometidos con los desafíos de la Ley Marco de Cambio Climático, apostando por una transformación profunda del aparataje estatal, para invertir activamente en el fortalecimiento de nuestra agenda climática, en nuestra adaptación, y en la creación de los Planes de Acción Regionales y Comunales de Cambio Climático.
Pero no sólo el cambio climático nos insta a actuar por nuestras comunidades. También ocurre, por ejemplo, con la calidad del aire que respiramos, pues las medidas y planes que implementamos, obedecen a la necesidad de prevenir el deterioro en la salud de toda nuestra comunidad; y es ahí, una vez más, donde la democracia de la urgencia ambiental nos recuerda que el cuidado del medio ambiente nos afecta horizontalmente… todas y todos respiramos lo mismo, y así también todos y todas podemos cambiarlo. Y por ello, nuestro Gobierno no concluye en la sola implementación de los PDA, sino que también busca nuevas formas de reducir el material particulado en alianza con centros de investigación y la academia, para así potenciar nuevas medidas de descontaminación y de paso – y por qué no – tal vez crear nuevas oportunidades y focos de desarrollo para nuestras vecinas y vecinos, por ejemplo, usando lana de oveja para aislación térmica.
Algo similar sucede con los residuos. Los costos ambientales, sociales y sanitarios de un mal manejo, son mucho mayores a los costos de una acción coordinada y temprana. Porque el reciclaje y el compostaje no sólo evitan que los rellenos sanitarios colapsen, sino que en la ECO-lógica de la economía circular, nos permiten además reactivar la cadena productiva, y de paso, alivianar la carga de nuestros Municipios para que inviertan en su lugar, en programas de desarrollo comunitario o municipal. Por lo mismo, desde nuestro Ministerio se han implementado numerosas estrategias para reducir los residuos totales, estamos desarrollando una nueva ley de residuos orgánicos, y disponemos de un fondo especial para apoyar a los municipios en reciclaje; pues toda acción cuenta.
Y es que en efecto, toda acción, grande o pequeña, afecta a nuestro ecosistema, y eso nos incluye como una pieza más del engranaje, que afecta y es afectada; por algo, Naciones Unidas ha señalado que vivir en un medio ambiente sano es un derecho humano, pues sólo así podemos prosperar y desarrollarnos en plenitud. A ello apunta nuestro Gobierno: a garantizar mejores condiciones para nuestra vida, actual y futura, y así seguiremos, ejerciendo este mandato ECO-lógico para un Gobierno armonioso, respetuoso y sustentable, para y con todas y todos.