La Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos, en el extremo austral del país, es desde hoy uno de los «Top 100 Destinos Sustentables 2016» del planeta. Un reconocimiento internacional para aquellas regiones del mundo que destacan por su biodiversidad y por llevar a cabo esfuerzos para ofrecer un turismo más respetuoso con el medio ambiente.
Creada en 2005, la reserva considera una superficie de 5 millones de hectáreas, tanto marinas como terrestres, en las cuales se incluyen tres parques nacionales, entre ellos el Alberto de Agostini, al sur de Punta Arenas, y el Cabo de Hornos, vecino a Puerto Williams y el más austral del planeta.
«El extremo sur de Chile tiene una gran historia de relación con los naturalistas y con la ciencia -como el paso en el siglo XIX del alemán Rodulfo Amando Philippi y el inglés Charles Darwin-. Se trata de un patrimonio muy valioso, que ofrece una gran biodiversidad y la posibilidad de investigar diversos aspectos, como el monitoreo del cambio climático global», comenta Ricardo Rozzi, director del Programa de Conservación Biocultural Subantártica (PCBS).
Fue precisamente el PCBS, que funciona al alero de la Universidad de Magallanes, el Instituto Milenio de Ecología y Biodiversidad, la Fundación Omora y la Universidad de North Texas, el que postuló a la reserva al «Top 100».
Se trata de la segunda versión de esta iniciativa conjunta de cuatro organizaciones líderes en turismo sustentable -TravelMole, Vision on Sustainable Tourism, Totem Tourism y Green Destinations-, y que reemplaza a la selección realizada hasta 2010 por la National Geographic.
En la versión anterior, de 2014, el lago Llanquihue e Isla de Pascua fueron los únicos sitios chilenos incluidos en la lista de 100 «destinos verdes», junto con la Muralla China, la ciudad de Vancouver en Canadá, el archipiélago portugués de las Azores, y la ciudad de Liubliana, capital de Eslovenia, en donde hoy se realiza la ceremonia de reconocimiento de los 100 nuevos destinos sustentables.
Ecoturismo con lupa
Naturaleza, medio ambiente, aspectos culturales, factores sociales, economía verde y política de turismo verde son las seis categorías que un equipo de 30 expertos internacionales evaluó para escoger la centena finalista.
Factores que la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos cumple a cabalidad. Por ejemplo, el archipiélago cuenta con el 5% de las especies de briofitas (musgos) conocidas en el planeta, así como otra serie de especies de líquenes, hongos, hepáticas e invertebrados, que dan forma a lo que se conoce como «bosques en miniatura» del Cabo de Hornos.
Esto es lo que ha llevado al desarrollo del «ecoturismo con lupa», para apreciar las pequeñas formas de vida presentes en el lugar, tanto con fines de investigación, educativos como turísticos. «Nosotros lo inventamos, y ya en China y Japón están comenzando a hacer algo similar. La idea es integrar la experiencia e investigación, con la ética ambiental, conectarse con la naturaleza», precisa Rozzi.
Singularidades como esta, a juicio de la directora ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile, Myriam Gómez, están posicionando al país «como un verdadero laboratorio natural para el desarrollo de las ciencias. Actualmente, científicos, biólogos y astrónomos de alto nivel miran a Chile para descubrir, desde sus particularidades, los misterios del universo; al mismo tiempo que los turistas están encontrando aquí una oferta única e innovadora (…) bajo una perspectiva ecológica».
Para Rozzi, el reconocimiento impone un gran desafío en términos de manejar el turismo y el cuidado de la zona. Con ese objetivo, ya se aprobaron fondos a nivel del gobierno regional para la construcción del Centro Subantártico Cabo de Hornos, orientado al trabajo en áreas como la investigación, así como la divulgación y educación a visitantes, y la creación de un centro de formación técnica enfocado al turismo sostenible, en el cual pueda participar la comunidad local y se dé el intercambio con centros de otros países.
Lee la nota original en El Mercurio.