Es indispensable conocer las condiciones que los árboles requieren para desarrollarse suficientemente fuertes y para resistir vientos extremos, además de la sequía y las altas temperaturas en verano.
El último evento meteorológico que afectó a la zona central de Chile -caracterizado por fuertes rachas de viento además de lluvias intensas- registró un alto número de árboles caídos en las ciudades, dañando viviendas, automóviles, veredas, alumbrado público -que dejó a más de un millón de hogares sin electricidad- e incluso, la muerte de una persona.
Esta situación volvió a poner en la palestra dos temas: ¿cómo identificar si un árbol está sano o a punto de caerse?, y ¿qué hacer con la denominada “chatarra aérea”?, esos miles de cables en desuso, abandonados en los postes de las ciudades, que agudizaron la caída de los árboles poniendo en peligro a la ciudadanía no solo por el desplome de estos, sino por el peligro de incendios al estar en contacto con sus ramas.
Revisemos el primer punto: en la Región Metropolitana se informó de más de 2.000 árboles caídos, correspondiendo la gran mayoría a arbolado de calles, pero también hubo algunos localizados en jardines de viviendas y en áreas verdes. Las zonas rurales tampoco estuvieron exentas de estos desplomes, aunque en mucho menor envergadura. En Talagante, Melipilla, María Pinto, Paine, por nombrar algunas comunas, sufrieron el desplome de árboles en sus calles.
Tras esto, surgen inmediatamente las preguntas: ¿por qué caen más los árboles urbanos y no los de las zonas rurales y silvestres?, y ¿por qué en la ciudad los más afectados son los árboles de las calles?.
Sin duda, la respuesta es urgente porque una de las principales herramientas que tenemos para adaptar nuestras ciudades al cambio climático es, precisamente, la plantación de árboles. Por tanto, es indispensable conocer las condiciones que estos requieren para desarrollarse suficientemente fuertes y para resistir vientos extremos, además de la sequía y las altas temperaturas en verano.
Lo primero que tenemos que saber es que los árboles requieren de ciertas condiciones para su adecuado desarrollo: espacio, luminosidad, suelo y humedad, y que las señales de debilidad se expresan mucho antes de que efectivamente sufran un desganche o una caída.
Para un crecimiento sano los árboles necesitan suelo de buena calidad, con los nutrientes y la humedad suficiente para que las raíces puedan extenderse y obtener los elementos necesarios para su desarrollo. El tipo de nutrientes y la cantidad de humedad óptima difiere mucho entre las especies, porque tienen distintos requerimientos.
En la ciudad de Santiago, y en general en todas las ciudades de Chile Central, los árboles más apropiados son aquellos nativos de los ecosistemas mediterráneos: árboles de hojas duras o esclerófilos, que es una adaptación para evitar que las hojas pierdan humedad en períodos cálidos, y resistan la radiación solar de los meses de verano. Gracias a esta adaptación pueden vivir en suelos de baja humedad y no requieren tanto riego como los árboles de los bosques templados.
La arquitectura de las raíces es también importante, algunos árboles son capaces de desarrollar raíces profundas y otros tienen raíces más superficiales que se extienden en todas direcciones. Las dimensiones de las raíces tienen relación con el tamaño del árbol adulto, porque cumplen la función de sostenerlo y evitar que se desplome, por esta razón, mientras más voluminoso es el árbol, sus raíces deben ser más profundas y/o más extendidas, para ser capaces de sostener físicamente el peso del árbol, por ejemplo frente a vientos extremos.
Una aproximación a la extensión de las raíces es el diámetro de la copa del árbol: si el diámetro es de tres o cuatro metros, las raíces probablemente ocupen un espacio similar. Por tanto, no sería apropiado plantarlo en una estrecha franja de tierra de un metro de ancho, como ocurre en la mayoría de nuestras calles. Hoy las aceras son estrechas y en ellas se dispone una franja pavimentada para el tránsito peatonal y otra franja en donde se localizan los árboles y los postes que sostienen el alumbrado público, el cableado eléctrico y de comunicaciones. Ello genera dos problemas: las raíces no pueden extenderse porque a su alrededor hay suelo compactado y pavimento, afectando su capacidad de sostener el árbol en caso de fuertes vientos, y por otro lado, las ramas entran en conflicto con el cableado y las luminarias.
Si se observa con atención las imágenes de los árboles caídos en diversos puntos de la ciudad -que se difundieron profusamente en redes sociales y en los canales de televisión- se puede notar que, en casi todos los casos, las raíces son muy poco profundas y poco desarrolladas en comparación con el tamaño total del árbol. Este subdesarrollo radicular ocurre por varias razones: producto del peso del pavimento y las edificaciones, sumado a la falta de infiltración del agua de lluvia o riego, el suelo urbano se endurece como roca, de manera que las raíces no pueden extenderse y se enrollan sobre sí mismas como una planta en un macetero demasiado pequeño. Como resultado no pueden cumplir la función de anclaje del árbol al suelo. En Maipú se registró la caída de una fila de árboles de unos 8 metros de altura -al parecer Grevillea robusta– plantados en un bandejón de un metro de ancho, que claramente es insuficiente para permitir el crecimiento de las raíces de árboles que pueden alcanzar los 20 metros de altura.
También, debido a la compactación, las raíces, levantan el pavimento de las aceras porque no pueden profundizarse y no tienen espacio para crecer en ninguna dirección. En la naturaleza las raíces permanecen bajo el suelo, creciendo de acuerdo con la morfología de su especie y cumplen la función de anclaje al suelo.
Así ocurre también en los parques urbanos y otras áreas verdes, en donde, al tener más espacio disponible, las raíces crecen mejor y los árboles sufren menos caídas. Si los árboles levantan las veredas, es una señal de un suelo demasiado compactado, y en este caso se deben realizar tratamientos para airear el suelo, y mejorar su estructura. Lamentablemente muchas veces ocurre que se cortan las raíces sobresalientes, lo que afecta aún más la estabilidad del árbol, porque pierde parte del anclaje al suelo.
Debemos considerar que volverán a ocurrir temporales con fuertes vientos en la zona central de Chile, no sólo en la Región Metropolitana (la concentración de los medios en la ciudad de Santiago, puede hacer pensar que esto sólo ocurrió en la capital del país), ello porque uno de los efectos del cambio climático es la agudización de los eventos extremos. Tanto las lluvias torrenciales de junio, que dejaron una estela de inundaciones entre la región de Valparaíso y Los Lagos, como el temporal de viento y lluvia de inicios de agosto, se originaron en un Río Atmosférico, que tocó el suelo en nuestro país. Los Ríos Atmosféricos son masas de aire que contienen gran cantidad de vapor de agua y la movilizan desde zonas tropicales del planeta hacia zonas templadas donde precipita en forma de lluvia o nieve, siendo un componente crucial del ciclo hidrológico global.
El cambio climático ha elevado las temperaturas medias y la atmósfera puede retener más humedad cuando se calienta, en consecuencia está aumentando la intensidad de las lluvias. Ya se han publicado varios estudios que proyectan que se va a intensificar este fenómeno en los próximos años.
Respecto de los escombros aéreos, el año 2019 se promulgó la Ley 21.172 que establece sanciones a las empresas que no desintalen los cables cuando ya no son utilizados. La normativa que regula el tendido y desinstalación de líneas aéreas y subterráneas, incluído los ductos y cajas de control, entre otros elementos, aún no cuenta con reglamento por lo que se les hace difícil a los municipios ordenar el retiro de estos a las empresas responsables. Sin embargo, muchas ordenanzas comunales ya lo regulan y existe un oficio enviado por la SUBTEL el 23 de abril de este año que establece las atribuciones de los municipios en esta materia.
Algunas voces señalan que la solución es soterrar los cables de electricidad o comunicaciones para evitar que sean afectados por los árboles y los vientos. Sin embargo, quiero hacer notar que esta idea no será una real solución si no se planifica. Para lograr un equilibrio ambiental, las líneas soterradas deben evitar conflictos con las raíces de los árboles, como hemos señalado, los árboles sanos necesitan raíces sana, por tanto, las líneas deben ir bajo el pavimento, no en la misma línea donde hay plantación arbórea.
Con todos estos antecedentes resulta indispensable entonces modificar el diseño urbano y empezar a adaptar nuestras ciudades bajo el principio de la Resiliencia Climática. Las ciudades deben proporcionar un refugio seguro ante las olas de calor en verano y las lluvias torrenciales en invierno, y son los árboles el recurso más eficaz para la regulación de la temperatura urbana. Para que cumplan esta función en tiempos más cálidos, debemos dejar de tratarlos como objetos, y reconocer que son seres vivos que requieren ciertas condiciones, no demasiado extraordinarias, para desarrollarse adecuadamente, y para convertirse en nuestro verdaderos aliados contra el cambio climático.
Comunicado publicado por Codex Verde: https://codexverde.cl/por-que-se-caen-los-arboles-urbanos-con-los-fuertes-vientos/