La iniciativa de la entidad diaguita contó con la colaboración de la I. Municipalidad de Coquimbo, Surgencia ONG, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), la UCN y el Proyecto Adelaida.
El Fondo de Protección de Protección Ambiental (FPA) del Ministerio del Medio Ambiente se ha constituido en una valiosa herramienta de gestión ambiental local que utilizan, organizaciones sin fines de lucro para contribuir a cuidar el entorno natural. Es el primer fondo concursable nacional creado el año 1994, para “financiar total o parcialmente proyectos o actividades orientados a la protección o reparación del medio ambiente, el desarrollo sustentable, la preservación de la naturaleza…”.
Desde el año 2022 los mejores proyectos del FPA reciben el premio Carolina Hazard Vergara, en reconocimiento al legado de la exfuncionaria que se desempeñó 14 años en la SEREMI del Medio Ambiente de la Región de la Araucanía. Este año en la Región de Coquimbo esta distinción fue otorgada a la Asociación Indígena Cultural Diaguita ELKE Arte, Cultura y Educación, recibido por su presidenta Carolina Herrera, quien entregó sus impresiones sobre dicho premio.
¿Cuál es el objetivo principal de la asociación que usted preside?
“El objetivo es amplio, su premisa está en el mismo nombre que la sostiene, arte, cultura y educación. Trabajamos esa pirámide valórica del buen vivir como principio de reciprocidad, especialmente el desarrollo del arte en toda su integridad: ciencia, educación, investigación, música, diseño, todas las artes integradas.”
¿Quiénes la integran?
“Está compuesta por 87 socios y socias que son diaguitas reconocidos con certificación. Sus integrantes tienen un valor agregado porque varios son docentes, investigadores, gestores culturales, artistas y cultores (ceramistas, alfareros) dibujantes, ilustradores, tejedoras, cocineras patrimoniales, profesionales y la mitad son jóvenes que están estudiando.”
¿La protección del medio ambiente es para ustedes una forma de vida?
“El concepto del buen vivir que aplicamos no es sólo dentro de la casa, sino con todo el entorno, en la integralidad de la madre naturaleza. Para nosotros, no es el medio ambiente, es nuestra madre. La madre tierra nos provee de todo, alimentos, los elementos agua, tierra, fuego, viento, el equilibrio que esto la sostiene. Entonces el buen vivir es tratar a nuestra madre como una joya y nuestra madre amerita cuidarla, no botar basura, reciclar.”
¿Cuáles serían entonces las causas de la crisis climática?
“Hoy estamos viviendo una crisis hídrica muy grande, porque hay un desequilibrio, no sólo en términos geográficos y climáticos, sino también en términos de conciencia. La conciencia humana está faltando al principio del buen vivir, que es la reciprocidad con la madre tierra. En cambio, todos nosotros somos recicladores, cuidamos desde lo más básico y no contaminamos. Evitamos las contaminaciones en todo orden, de vidrio, plástico, metal y también el consumo excesivo, que es otra forma de interpretar el cuidado de la madre tierra, disminuyendo el consumo enfervorizado, por ejemplo, de la ropa.”
“Como diaguitas urbanos ahora usamos tecnología, es parte de nuestro diario vivir. Entonces el acervo que tenían nuestros ancestros de ser campesinos, trashumantes, pescadores, eso hoy está concentrado en las grandes ciudades con un alto nivel de consumo. Por lo tanto, aportamos disminuyendo el consumo y cuidando nuestras playas.”
El proyecto D-UNA ganador del premio Carolina Hazard 2024, desarrollado durante los años 2022 y 2023, consistió en la protección de las dunas frente a la playa La Herradura, donde se habilitaron senderos ecológicos, se realizaron campañas de limpieza de residuos y se enseñaron técnicas de restauración para mitigar la degradación de las dunas. Esta protección al ecosistema de las dunas se extendió a la protección de la salinidad, la humedad del mar y la calidad de los vientos, en términos de temperatura.