“Aún hay gente que cree que estos cambios son ciclos naturales, parece increíble con la evidencia científica que hay. Hay ciclos naturales, pero toman miles de años y lo que estamos viendo está ocurriendo en 100 años”, dice Fernando Santibáñez, investigador de la Facultad de Ciencias Agronómicas U. de Chile, cuando se le pregunta por el nivel de preocupación de las personas por el cambio climático.
Santibáñez conoce a fondo este tema. El Ministerio de Medio Ambiente le encargó el año pasado un estudio para conocer cuál será el impacto de este fenómeno en las temperaturas y precipitaciones en todo el país, comuna por comuna, al año 2050.
La investigación, entregada en julio, proyecta que Santiago tendrá la variación más extrema de temperatura de todas las capitales regionales, con 2,7°C, lo que es un 14% más alta respecto al día de hoy. En invierno, el alza será de 1,7%, lo que representa un incremento de 19%, y las precipitaciones se reducirán en 55 milímetros (mm), un 15% menos.
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“Santiago es un núcleo muy cálido y siempre lo ha sido en la historia del país”, explica Santibáñez, esto a raíz que es una zona muy aislada por los cerros y distante a 100 kilómetros del litoral.
En otras capitales regionales, como Arica y Copiapó, también se esperan alzas extremas de 2,2°C para cada una en verano, pero será en la primera donde más subirá la temperatura en invierno, con 2,5°C.
A nivel de precipitaciones, Valdivia y Puerto Montt, es donde más se pierden lluvias (ver recuadro).
Comuna por comuna
El estudio, denominado “Elaboración de base digital del clima comunal de Chile: línea base (años 1980-2010) y proyección al año 2050”, fue licitado en 2015 a la firma Desarrollo Productivo, donde Santibáñez fue el jefe de proyecto.
Esta línea base, que se levantó tras el análisis de 30 años de datos, es una herramienta que establece un punto de partida para pronosticar los cambios en el clima y tomar medidas de adaptación.
“Es la primera vez que tenemos una línea base con tanta estación en tierra”, dice el investigador, quien explica que se tomaron datos de mil estaciones meteorológicas desde Visviri en el norte, hasta Puerto Williams en el sur.
En el estudio se realizó una estimación para las 342 comunas del país, en el que se incluyen parámetros como temperaturas extremas, precipitación, radiación solar, humedad relativa y evapotranspiración, en una escala de 1 km2.
A nivel macro, la investigación muestra que la declinación de las precipitaciones afectará fuertemente a toda la zona central durante lo que resta del siglo, en particular entre Valparaíso y Biobío.
Para Santibáñez, la buena noticia es que Chile cuenta con el océano Pacífico, que regulará las temperaturas hasta unos 60 kilómetros al interior del continente, gracias al ingreso de masas de aire marino.
Lo anterior significa que el país comenzará a usar partes del territorio que no se ocupan. “Se van a ocupar franjas costeras que va a tener menos impacto por el cambio climático y existirá más interés por desarrollar más agricultura cerca del mar. Tenemos que aprovechas esa ventaja natural”, dice.
El sector agrícola es el primero que está reaccionando ante esta nueva realidad, pero que debe seguir adaptándose, dice el experto, quien agrega que hace 30 años era imposible pensar que los viñedos se trasladarían al sur, como hoy, así como el desplazamiento de otros cultivos. “Los cereales ya desaparecieron de la Cuarta Región, de la Metropolitana y se están desplazando hacia el sur”, advierte.
Agua en la cordillera
Para usar la zona costera como alternativa es importante conocer qué pasará en la cordillera. Según Santibáñez, el calentamiento hará que la línea de nieve suba o isoterma cero aumente su altitud, por lo tanto, mucha de la precipitación caerá en forma de agua y no nieve.
“Eso produciría un escurrimiento más grande en invierno y las reservas de agua para el verano se verían más empobrecidas”, dice el investigador, quien cree que se deben incrementar los sistemas para guardar esta agua y a la vez contemplar esta variable en el ordenamiento territorial por el riesgo de deslizamiento de tierras.
Pese a ello, el investigador señala que la situación seguirá siendo más complicada en la costa por el acceso al agua. Dice que la precipitación en Valparaíso se ha reducido 80mm los últimos 100 años y en el mismo periodo el embalse El Yeso, en el Cajón del Maipo, la precipitación casi no ha variado.
Las conclusiones de este estudio servirán para elaborar la línea base del Plan de Adaptación al Cambio Climático para Ciudades en 2017 y para actualizar los impactos climáticos del país ante la ONU.
Publicado en La Tercera