En una reunión organizada por la Unidad Ozono del Ministerio del Medio Ambiente, funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas, la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, y los ministerios de Energía y Economía, pudieron conocer la experiencia europea en torno al uso y consumo de hidrofluorocarbonos (HFC).
La Unidad Ozono del Ministerio del Medio Ambiente invitó a Arno Kaschl, de la Comisión Europea DG Acción por el Clima, a exponer en el conversatorio “Control de los hidrofluorocarbonos (HFC) en la Unión Europea”, realizado en el Centro de Documentación del Ministerio del Medio Ambiente el pasado 12 de noviembre. “Hemos querido conocer la experiencia de la regulación europea que establece el uso y consumo de los HFC, porque en Chile estamos en plena elaboración de nuestra propia normativa al respecto. Queremos avanzar conociendo historias de éxito y contando con diversos antecedentes”, dijo Claudia Paratori, coordinadora de la Unidad Ozono.
Al conversatorio asistieron funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas, de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, del Ministerio de Energía y el Ministerio de Economía, entidades involucradas en la nueva normativa de HFC del país.
Arno Kaschl analizó el contexto internacional de los gases refrigerantes, los daños ambientales asociados y las ventajas de las sustancias naturales. “Queremos reducir las emisiones de HFC, y con eso reducir el impacto sobre el clima. Para eso, Europa ha puesto en marcha estrategias que buscan evitar fugas, a través de la prevención, el control, la recuperación y el etiquetado de gases, además de restricciones y fuertes controles al uso de HFC”, señaló Kaschl.
La legislación europea involucra a 28 países, y partió en 2006 con un primer reglamento enfocado en la contención y el control de fugas; luego, en 2007, se eliminó el gas R134a en el sector de vehículos de pasajeros; y en 2014 se promulgó el segundo reglamento centrado en el sistema de cuotas para HFC, conocido como el “phase-down”, según explicó Arno Kaschl: “Esta es una medida económica que busca reducir el suministro de HFC a través del reemplazo de estos gases dañinos por CO2 transcrítico, esperando lograr un reemplazo del 80% para 2030”.
Este sistema de cuotas obliga a las empresas europeas a no excederse en el uso de HFC, lo que permite un menor uso y consumo de estas sustancias de alto potencial de calentamiento global disponibles en el mercado, generando un incentivo para usar tecnologías verdes y reducir fugas. Para cumplir con el “phase-down” se han establecido distintas prohibiciones, como rellenar equipos con refrigerante de alto potencial de calentamiento global, que los contenedores no recargables no puedan ser comercializados, y restricciones a equipos nuevos. “Sin embargo, una prohibición tiene sentido cuando hay disponibles alternativas seguras, eficientes y económicas”, aseguró Arno Kaschl.
Durante el encuentro, el experto fue enfático en señalar que en la Unión Europea existe un sistema de certificación obligatorio para técnicos y empresas, reconocido en todos los estados. De esta forma, todas las compañías se deben registrar y enviar informes anuales a la Comisión del Clima sobre la importación, exportación y usos de HFC.
En cuanto a los resultados, el último informe de la EEA 2017 arrojó que el consumo de HFC efectivamente está bajando, la producción e importación muestran una tendencia al uso de HFC más respetuosos con el clima, y los HFO, sustancias amigables con el medio ambiente, están aumentando rápidamente su uso. “En la Unión Europea hemos visto políticas ambiciosas, lo que ha requerido de un esfuerzo económico. Otros países, como Chile, pueden aprovechar el avance tecnológico que la experiencia europea ha desarrollado, ya que existe un gran número de alternativas a los HFC disponible”, finalizó Kaschl.