Iniciativa financiada por el FNDR, es implementada por la Seremi del Medio Ambiente y ejecutada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB).
En el marco del estudio “Diagnóstico y conservación de los anfibios altoandinos, región de Antofagasta”, implementado por la Seremi del Medio Ambiente y que cuenta con financiamiento del FNDR, se entregaron los resultados del primer monitoreo de las especies de ranas Telmatobius, los que arrojaron la presencia de, al menos, 94 individuos de este género distribuidos en diferentes localidades de las comunas de Calama, Ollagüe y San Pedro de Atacama.
Así lo informó el seremi de la cartera, Gonzalo Bravo, quien destacó que los anfibios del altiplano de la región se encuentran con alto riesgo de extinción producto, principalmente, de la pérdida y reducción de su hábitat. “Las principales fuentes de presión a las que se ven expuestos son básicamente la extracción de agua subterránea y superficial; la presencia de especies exóticas introducidas como, por ejemplo, las truchas; contaminación de cuerpos de agua; construcción de obras; presencia de ciertas enfermedades como hongos y la disminución de la recarga de los acuíferos. De allí la importancia de poder realizar este estudio que ejecuta el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), que nos permitirá implementar un plan piloto para la conservación de la especie, especialmente de la ranita del Loa”, comentó la autoridad ambiental.
Bravo precisó que la campaña de monitoreo realizada por el IEB en septiembre de este año, consideró diferentes localidades de las comunas de Calama, Ollagüe y San Pedro de Atacama donde hay registros de la presencia de anfibios altoandinos del género Telmatobius; entre estos sitios destacan sector de Las Vertientes, Salar de Ascotán, Salar de Carcote, Amincha y Puquios. No encontrándose ranitas Telmatobius en los sectores de Ojo de Opache y Vilama.
Este monitoreo tiene por objetivo generar un diagnóstico del estado de las poblaciones. Para ello se midieron variables abióticas, como medidas de la calidad del agua; y variables bióticas, como son la talla y el peso de los animales. La calidad del agua es una variable fundamental para estos anfibios, al tratarse de especies de hábitos exclusivamente acuáticos, a diferencia de otras especies que realizan parte de su ciclo biológico fuera del agua.
Asimismo, se obtuvieron muestras para detectar la presencia del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, el cual produce una enfermedad llamada quitridiomicosis, una pandemia que, según los expertos, ha diezmado numerosas poblaciones de anfibios alrededor de todo el mundo y que
representa una amenaza potencial para las especies de Telmatobius. El monitoreo también consideró la obtención de muestras biológicas para realizar análisis genéticos, los que contribuirán a resolver problemas sistemáticos y al diseño de estrategias de conservación.
Los investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), liderados por el Dr. Marco Méndez y el Dr. Gabriel Lobos, explicaron además que en relación con las condiciones del hábitat natural de la ranita del Loa, este persiste con un nivel de escorrentía muy inferior al que poseía años atrás. No obstante, fue posible recapturar dos animales marcados en 2019, y se logró capturar un nuevo ejemplar, abriendo esperanza de que la especie aún pueda sobrevivir en su ambiente natural.
“Lamentablemente, -explicó el Doctor Lobos- no fue posible encontrar a la especie genéticamente más cercana a la ranita del Loa, Telmatobius vilamensis. Esta situación se ha repetido en los últimos años, desde el aluvión que arrasó con su localidad tipo en el año 2016, dando cuenta que los fenómenos naturales también son responsables de la disminución de las poblaciones de estas especies”.
Y agregó que “mucho más esperanzadora es la situación de las especies Telmatobius fronteriensis y Telmatobius philippii, que habitan los humedales altoandinos cercanos a la comuna de Ollagüe, y que para la fecha de esta primera campaña de monitoreo se pudieron encontrar con poblaciones saludables. Sin embargo, la población que habita en las vegas del Salar de Ascotán debe seguirse con atención, debido a la extracción de agua y perturbación del ambiente para el desarrollo de actividades asociadas a la minería. Finalmente, esta primera campaña de monitoreo también tuvo por objetivo contactar a las comunidades que habitan en las cercanías de las especies de Telmatobius, con el propósito no sólo de involucrarlas en el desarrollo del estudio, sino que también en futuras actividades de divulgación científica y desarrollo de proyectos en conjunto tendientes a la conservación de estas particulares especies de anfibios. Las próximas etapas del estudio estarán orientadas a la búsqueda de nuevos sitios que puedan contener poblaciones de Telmatobius, desconocidas hasta ahora”, puntualizó el Dr Lobos.
ESTUDIO FNDR
El estudio “Diagnóstico y conservación de los anfibios altoandinos, región de Antofagasta” aprobado por el CORE en abril del 2020, considera como principales productos la realización de un diagnóstico de la condición actual de los anfibios altoandinos; la implementación de un plan piloto de conservación in situ (protección de sitios, control de amenazas, educación ambiental, aplicación de buenas prácticas, restauración de hábitat) y una cartera de proyectos asociados a educación ambiental y turismo sustentable.
En la región se reportan, al menos, cinco especies de anfibios del género Telmatobius: T. dankoi (ranita del Loa) T. fronteriensis, T. halli, T. philippii y T. vilamensis. Todos ellos son microendémicos, es decir, se encuentran en hábitats reducidos, como pequeños cursos de agua superficial (vertientes y riachuelos), algunos de no más de 70 metros de longitud (por ejemplo la vertiente 2 en Salar de Carcote) y totalmente dependientes de los afloramientos de agua subterránea.
Los anfibios del género Telmatobius, son ranas que habitan lagunas, bofedales y ríos altiplánicos entre los 1.800 y 4.500 msnm, y que cuentan con adaptaciones fisiológicas para la vida en ambientes acuáticos de altura con poco oxígeno y alta variabilidad térmica, los que los hace especies únicas de nuestra fauna local.
OJO DE OPACHE
Cabe recordar que con el propósito de proteger legalmente el sector Quebrada Ojo de Opache, ubicado a más de 10 kilómetros al poniente del centro de la ciudad Calama, el municipio loíno presentó ante la Secretaría Regional del Medio Ambiente de Antofagasta, el informe técnico que justifica que ese sector, de alto valor natural, arqueológico y paleontológico, sea declarado como el primer Santuario de la Naturaleza de la provincia y comuna.
El seremi Gonzalo Bravo recordó que su cartera y el municipio de Calama vienen trabajando desde hace varios meses en la elaboración de dicho documento que fundamenta la protección de 644,4 ha, de este importante ecosistema para la provincia.
“Los antecedentes recibidos fueron remitidos para revisión a nuestro nivel central, para que continúe su proceso en el Ministerio de Bienes Nacionales, en el Consejo de Monumentos Naturales y finalmente, presentarlo ante el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad para su declaratoria oficial. Es muy importante poner bajo protección legal este sector, hábitat de especies muy amenazadas como el pejerrey del Loa y la reconocida ranita del Loa”, precisó Bravo.
El listado de especies de fauna registrada para el área propuesta alcanza las 19 especies nativas (mamíferos, anfibios, reptiles y aves) y un total de 15 especies de plantas vasculares. Sumado al alto valor paisajístico, arqueológico, paleontológico y turístico que posee.
Recaptura de un ejemplar de ranita del Loa, Telmatobius dankoi en el sector de las vertientes (Las Cascadas)
Foto portada: Estero Vilama, localidad tipo de Telmatobius vilamensis, afectada por un aluvión de dimensiones considerables en febrero