Columna de opinión ministra Maisa Rojas.
Chile: transitando hacia el desarrollo sostenible
Hoy Chile tiene la oportunidad de transitar a paso firme hacia un modelo de desarrollo sostenible. Las crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación muestran la necesidad de hacer las cosas de manera distinta para el logro del bienestar social. Un desarrollo sostenible significa tomar decisiones económicamente rentables, que también pongan en el centro el cuidado de las personas y del medio ambiente. En esta perspectiva, hay atención en generar procesos productivos inteligentes en cuanto a ubicación, tecnología y diseño, para impulsar industrias con las menores externalidades negativas posibles y que internalizan los impactos socioambientales que provocan. Pero una agenda de desarrollo sostenible va más allá de minimizar impactos.
Implica la posibilidad de enfrentar con sentido de urgencia las crisis ecológicas vigentes, con inversiones en sectores productivos que generen beneficios ambientales positivos, posicionándose como parte de la solución y abriendo nuevos nuevos mercados y empleos para el país.
Un ejemplo virtuoso de lo anterior es el auge de la industria del reciclaje, a través de la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP). Su operación cooperará en la reducción del uso de materiales vírgenes y el aumento de la valorización de los residuos a nivel nacional.
Este año conoceremos de los avances en la recolección y valorización de neumáticos neumáticos fuera de uso y de envases y embalajes, en donde se encuentran materiales como el vidrio, plásticos, plásticos, metal y papeles y cartón. Se trata de un gran cambio que también impacta en nuestros estilos de vida, pues cada hogar podrá entregar sus residuos reciclables, y los sistemas de gestión los recolectarán y llevarán a valorización. Aún queda el desafío de implementar la Ley REP para los aceites lubricantes, aparatos eléctricos, electrónicos, pilas y baterías. Asimismo, queremos avanzar en ampliar esta visión de economía circular hacia los residuos orgánicos, que hoy se encuentra en discusión en el Congreso como proyecto de ley.
El desarrollo sostenible significa el cuidado de nuestros nuestros ecosistemas. El desarrollo y el cuidado del medio ambiente no son sustitutos, sino que este último es habilitante para un desarrollo sostenible. Por eso, y de manera inédita en una estrategia productiva, la Estrategia Estrategia Nacional del Litio incluye la protección del 33% de los salares altoandinos, que hoy son parte de la cadena de valor del turismo sustentable de Antofagasta, reconocido a nivel internacional y que trae a visitantes de todo el mundo, pero, además, estos ecosistemas únicos tienen el potencial de transformarse en fuente de conocimiento científico biomolecular, que nos permitirán permitirán avanzar en industrias sofisticadas.
Otro aspecto para potenciar el cuidado ambiental son las soluciones basadas en la naturaleza. Se trata de un sector intensivo en empleos, que ayudaría a prevenir los efectos del cambio climático, sobre todo en zonas susceptibles de escasez hídrica, incendios forestales y otros desastres como las inundaciones. Por ello, generar estrategias de restauración ecológica y ciudades adaptadas a fenómenos climáticos extremos son claves para tener una sociedad resiliente al 2050. Por supuesto, las inversiones que hoy apunten en esta dirección son centrales, y el sector privado juega un rol sustantivo.
Por ello es que, a fines de marzo, se constituyó el comité de carbono neutralidad y resiliencia, en donde un grupo de personas provenientes del mundo académico, civil y empresarial propondrán un set de medidas que habiliten y destraben nudos para alcanzar alcanzar la carbono neutralidad y la resiliencia.
Una de las transiciones más pioneras y consolidadas en nuestro país es la transición energética. A lo largo de los años y con la experiencia de la Estrategia de Energía 2050 las empresas han puesto los esfuerzos en fomentar las energías renovables, junto con cerrar centrales a carbón. La Ley Marco de Cambio Climático requiere que este tipo de experiencias se repliquen en los otros sectores productivos: silvoagropecuario, pesquero, pesquero, minero y de infraestructura, entre otros.
El sector privado se encuentra consciente de esto, y ha estado tomando decisiones en ese horizonte. De a poco se están comenzado a redirigir inversiones que permitan reducir emisiones de gases de efecto invernadero invernadero (GEl) y adaptarse a las nuevas condiciones de la crisis climática. Este año es el primero en donde empresas empresas sujetas al pago de impuestos verdes por sus emisiones compensaron comprando certificados de proyectos que reducen emisiones. Es decir, se viabiliza un sistema en donde se redirigen recursos hacia la implementación de estos proyectos.
No cabe la menor duda de que en los próximos años se dinamizará aún más el mercado de compensación de reducción de emisiones. En síntesis, este gobierno se encuentra trabajando para cimentar el camino hacia el desarrollo sostenible. Necesitamos de todas y todos para empujar y acelerar ese camino.
El Mercurio – Energía & Sustentabilidad