Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta y Fundación Kennedy iniciaron las labores de resguardo en el acceso sur del humedal, para impedir tránsito de vehículos motorizados.
Comenzaron las labores de protección del Humedal Aguada de La Chimba, ubicado en el borde costero del sector norte de Antofagasta, donde en las últimas semanas se agudizó el daño ecológico por el paso de vehículos todo terreno.
Por ello, para resguardar temporalmente la zona, la Secretaría Regional del Medio Ambiente de Antofagasta, Fundación Kennedy y la comunidad del sector, iniciaron labores para levantar un cierre temporal con rocas en parte de las 2,21 hectáreas de la Chimba.
El seremi de Medio Ambiente de la Región de Antofagasta, Rafael Castro Meza precisó que “gracias a la autorización entregada por la Jefatura de la Defensa Nacional, la Gobernación Marítima, Fundación Kennedy , con el apoyo de la empresa privada y comunidad, se pudo realizar un cierre al acceso vehicular sur del Humedal La Chimba, para impedir que siga afectándose este ecosistema frágil y la supervivencia de las especies que habitan el lugar”.
Por su parte, Francisco Gómez, Coordinador de Proyectos de Fundación Kennedy aseguró que “esta es una medida urgente para el control de varias amenazas que van en contra del desarrollo del proyecto de conservación e impiden su recuperación”.
“Gracias al apoyo de COPEC SA., a la colaboraciones de actores públicos claves como la Seremi del Medio Ambiente y la comunidad comprometida con la conservación, hemos podido llevar a cabo este resguardo, en el marco de las acciones para el control de amenazas que contempla el proyecto de Fundación Kennedy y que apuntan a la protección del patrimonio natural e importante biodiversidad que habita en el humedal Aguada la Chimba”, dijo.
La Chimba forma parte del Plan Nacional de Protección de Humedales 2018-2022. Su superficie presenta un ecosistema singular para el paisaje desértico de la costa de Antofagasta, cuya vegetación se mantiene gracias al agua subterránea. Estas vertientes de agua también constituyen un hábitat adecuado para la fauna residente del desierto costero, entre las que encontramos algunas en categoría de conservación como el caracol de la Chimba (Heleobia chimbaensis), especie en categoría vulnerable.