Hoy se celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono y en medio de este escenario, Chile ha consagrado su compromiso por disminuir las sustancias agotadoras (SAO) de esta cubierta, aspirando a la eliminación total de estos compuestos.
En los últimos cinco años, a través del Protocolo de Montreal, el gobierno ha desarrollado planes para disminuir el uso de Bromuro de Metileno (BrMe), introduciendo alternativas de fumigantes de suelo para frutillas y tomates. Además, se ha invertido en asistencia técnica a fabricantes de vitrinas con CFC-12 (HCFC-22), para uso de gases no-SAO. También se ha eliminado el uso remanente de CFC (clorofluorocarbonados), a través de reconversiones, capacitaciones y normas. Se han introducido refrigerantes de cero o bajo potencial de calentamiento global en la producción de alimentos –frutas y verduras–, entre otros proyectos.
Para ello, se asignó un financiamiento internacional total de US$ 3.394.017, los cuales serán implementados con el PNUD, la ONUDI y el PNUMA, para ejecutar la iniciativa entre 2016 y 2021, nominada Plan de Gestión para la Eliminación de los HCFC en Chile, para trabajar en los temas de normativa, sensibilización y apoyo a los sectores de espuma y refrigeración. Del total, US$ 1.938.135 se implementarán específicamente en el Programa de Apoyo para el sector de espuma en aislación térmica.
El proyecto permitiría a Chile reducir el consumo de los HCFC y cumplir de esta manera, la meta acordada con la Secretaría del Protocolo de Montreal del 45% para el año 2020, y el compromiso asumido bajo un acuerdo entre el gobierno y el Comité Ejecutivo, de reducir el consumo de HCFC en un 65%, al 2021, prohibiendo el consumo y uso de la sustancia HCFC-141b a 2020.
El principal uso del HCFC-141b se observa en la elaboración de espuma rígida de poliuretano, la cual es usada en la fabricación de paneles de aislación térmica y en aplicaciones spray, con el mismo fin. Los usos específicos se encuentran en paneles continuos y discontinuos para refrigeración (instalación de cuartos fríos y cámaras frigoríficas) y construcción (bodegas, galpones, etc.). También, lo contiene la espuma en spray que se utiliza en construcciones, aislaciones de tanques, transportes refrigerados, etc.
Unidos por la restauración
El mundo vive un momento histórico: como resultado de los esfuerzos colectivos desde los países adheridos al Protocolo de Montreal, la capa de ozono se está reponiendo y se espera que a mediados de este siglo se haya recuperado. Se ha evitado la emisión a la atmósfera de 135 mil millones de toneladas de equivalente de dióxido de carbono.
Por ello, el lema de este año para celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, es “El ozono y el clima: restaurados por un mundo unido”.
¿Por qué es importante preservar la Capa de Ozono?
Se trata del filtro atmosférico de la radiación UV emitida por el sol, la cual es potencialmente dañina para la vida en el planeta. La reducción en los niveles de ozono representa una disminución en la protección de los rayos del sol, y por consiguiente una mayor exposición a la radiación UVB.
El incremento de dicha radiación conlleva –entre otros–, efectos en la salud humana relacionados con el cáncer de piel, daños en los ojos y afectaciones al sistema inmunológico. Paralelamente, afecta a las plantas –debido a los cambios en el desarrollo fisiológico–, a los ecosistemas marinos – interrumpe las cadenas alimenticias marinas–, a los ciclos biogeoquímicos –sumideros de gases de efecto invernadero–, y genera un efecto negativo en la vida útil de ciertos polímeros usados comercialmente.
Por ello, proteger la Capa de Ozono puede disminuir impactos ecológicos, económicos y en la salud humana. Es así como las acciones derivadas del Protocolo de Montreal han limitado los efectos adversos derivados del aumento de las radiaciones ultravioletas: se estima que gracias a su implementación se han evitado millones de muertes por cáncer de piel y decenas de millones de casos no mortales de cáncer de piel y cataratas.
Adicionalmente, la protección de esta capa contribuye a mejorar la salud de los trabajadores agrícolas –por la eliminación del uso del Bromuro de Metilo– y de los trabajadores industriales, al asegurar estándares de manejo y uso seguro de refrigerantes.
Finalmente juega un rol trascendental en la tecnología de refrigeración, la cual garantiza la preservación de alimentos y vacunas, particularmente en países en vías en desarrollo.