- Junto al Sindicato de Pescadores Mar Adentro, de Chepu, en la Isla Grande de Chiloé, el subsecretario del Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, junto a autoridades de la Subpesca, Sernapesca y el PNUD, dieron inicio al proyecto del GEF Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad (ICB).
En la localidad de Chepu, una escondida caleta en la Comuna de Ancud, en la Isla Grande de Chiloé, el subsecretario del Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, junto a autoridades de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, del Servicio Nacional de Pesca y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se dio inicio al proyecto del Fondo Mundial Para Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés) Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad (ICB), una iniciativa que promueve la protección de ecosistemas clave a través de herramientas innovadoras y la colaboración comunitaria.
El lanzamiento se realizó en el Sindicato de Pescadores Artesanales Mar Adentro, organización dedicada a la extracción de peces y bentónicos (como el loco) y que gracias a distintas iniciativas han desarrollado un modelo económico sustentable, que les permite contar con recursos marinos de alta calidad. Allí, ellos asumieron el compromiso de conservar el ecosistema marino-costero a través de la creación de un refugio marino voluntario en el área de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB) que ellos administran y promover certificaciones de buenas prácticas de manejo de recursos y turismo de intereses especiales, cuidando el territorio y propiciando una mejor calidad de vida para las familias de este rincón del sur de Chile.
Como parte del proyecto GEF Incentivos para Conservación de la Biodiversidad, la comunidad local ha comenzado a explorar nuevas herramientas para la protección del medioambiente, como refugios marinos voluntarios, certificaciones de sustentabilidad que reconocen buenas prácticas de manejo local y retribución por conservación de servicios ecosistémicos marinos y costeros.
El Subsecretario Proaño se mostró gratamente sorprendido al conocer esta iniciativa, asegurando que “esta es una experiencia maravillosa de cómo actividades productivas locales pueden compatibilizarse de manera virtuosa con la protección de la naturaleza. El sindicato de pescadores artesanales Mar Adentro está trabajando mancomunadamente con nuestro ministerio, con el PNUD, y con otros organismos técnicos, demostrando que el área de manejo de recursos bentónicos ha sido capaz de avanzar en sustentabilidad, asegurar el recurso, no sólo presente sino también para las futuras generaciones”.
Además, la autoridad ambiental reconoció que esta iniciativa va en la línea con las figuras de conservación que establecerá el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP). “Esta es una experiencia pionera en la implementación del SBAP, que justamente considera estos instrumentos económicos de conservación para la biodiversidad”.
El proyecto GEF apoya la iniciativa con subvenciones de bajo valor que permiten consolidar el refugio, fortalecer la gobernanza territorial y establecer estrategias de financiamiento relacionadas a la conservación y desarrollo de turismo local de largo plazo. Además, se están fortaleciendo capacidades locales en monitoreo y gestión ambiental, con el objetivo de asegurar la sostenibilidad del esfuerzo en el tiempo.
Amerindia Jaramillo, coordinadora nacional del Proyecto GEF ICB, destacó que “a través de esta iniciativa buscamos que el refugio marino de Chepu se consolide como una iniciativa sostenible, con mecanismos que aseguren su financiamiento y permitan que la comunidad siga liderando su conservación. Esperamos fortalecer el monitoreo comunitario y explorar nuevas oportunidades de movilización de recursos vinculadas al uso sustentable de la biodiversidad marina, asegurando beneficios a largo plazo para las familias de la zona”.
A su vez José Miguel Villarroel, presidente del Sindicato Mar Adentro, de Río Chepú, explicó el cambio de mirada que ha tenido esta organización durante los últimos años. “Los cambios de mentalidades que han ocurrido, yo creo, en todo el sindicato, viene p por nuestros hijos. Acá en la zona hay una escuela que se llama Alla Mapu, y que tiene un sello bien conservador. Tiene su sello verde, y que han trabajado mucho en el tema de conservación acá en la zona. Nuestros hijos nos han venido cambiando la mentalidad. Ha sido súper bueno, súper sano para todos nosotros, porque nos ha dado un plus, y nos ha dado otra manera de mirar nuestro trabajo y también el lugar en el cual vivimos, es un entorno maravilloso.
Herramientas innovadoras para la conservación
Chile tiene una biodiversidad única, pero sus ecosistemas enfrentan amenazas crecientes debido al cambio de uso del suelo, la sobreexplotación de recursos y los efectos del cambio climático. A pesar de contar con fuertes regulaciones y políticas de conservación, se requiere promover nuevas formas de conservar la naturaleza y detener la pérdida de biodiversidad.
En este contexto, el proyecto ICB busca incorporar herramientas innovadoras que generen incentivos para la conservación y fortalezcan la gestión de los territorios. Trabaja con dos tipos de instrumentos que ayudan a movilizar recursos y compromisos. Por un lado, los normativos, que establecen reglas claras para compensar los impactos ambientales de proyecto o actividades, y garantizar la protección de la biodiversidad a largo plazo con apoyo de propietarios locales.
Esto incluye las compensaciones de biodiversidad, que se exigen a proyectos o actividades susceptibles de generar impactos ambientales a realizar acciones de conservación equivalentes o superiores al impacto generado, y los Derechos Reales de Conservación (DRC), un mecanismo legal que permite a propietarios de tierras destinar sus predios a la conservación, asegurando su protección en el tiempo.
En segundo lugar, están los instrumentos económicos, que generan incentivos y oportunidades de financiamiento para la conservación. Entre ellos, las retribuciones por servicios ecosistémicos (RSE), que permiten que quienes se benefician de la naturaleza, como consumidores de agua o sectores productivos, aporten recursos para su protección y restauración.
Además, las certificaciones de biodiversidad y servicios ecosistémicos reconocen a actividades, prácticas o sitios que contribuyen a la conservación de la biodiversidad, aumentando su valor en el mercado y promoviendo la adopción de buenas prácticas ambientales.
Estos nuevos instrumentos, establecidos en la Ley para la Naturaleza, vienen a complementar la política ambiental del país, y buscan recompensar a quienes están aportando a la conservación del patrimonio natural, ya sea desde la creación de área de conservación promovidas por la sociedad civil, proyectos de conservación y restauración de ecosistemas y actividades económicas que usan de manera sustentable la biodiversidad.
Situado en la costa occidental de la Isla Grande de Chiloé, la localidad de Chepu está a orillas del río del mismo nombre, que es navegable, y desemboca en el Pacífico. La localidad pertenece a la comuna de Ancud, ciudad desde la que se llega en vehículo tras en un trayecto de 41 kilómetros, la mayor parte a través de la Ruta 5. Sus ríos y esteros forman parte del Santuario de la Naturaleza Humedales de la Cuenca de Chepu, ecosistemas que tienen una enorme importancia por ser hábitat de diferentes especies de mamíferos, aves, y anfibios nativos, y conforma el Paisaje de Conservación de Chiloé, iniciativa impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente que busca apoyar actividades productivas que promueven el cuidado del entorno natural y se desarrollan de manera sustentable.
El proyecto Incentivos para Conservación de la Biodiversidad (ICB) es implementado por el Ministerio del Medio Ambiente y el PNUD para un periodo de ejecución de cinco años, con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y aportes de diversas instituciones y organizaciones públicas y privadas.