- La jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, reflexiona sobre el actual proceso de actualización de la Estrategia Nacional de Biodiversidad en Chile, a portas de la Conferencia de las Partes de Biodiversidad (COP16) que comienza esta semana en Cali, Colombia.
Chile diverso. Con especies únicas y endémicas, que solo pueden ser observadas, estudiadas y conservadas en territorio chileno. Especies amenazadas y ecosistemas en riesgo que dan cuenta de una crisis mundial de pérdida de biodiversidad que actualmente tiene a los países como Chile replanteando sus metas de protección de una naturaleza que debe ser urgentemente conservada.
En Conferencia de las Partes de Biodiversidad de 2022, la COP 15, los países acordaron un nuevo Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal al 2030 (KMGBF, por sus siglas en inglés). Este nuevo marco reemplaza el Plan de Acción para la Biodiversidad 2011-2020 y las 20 metas de Aichi, entregando cuatro nuevos objetivos y 23 metas, para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y alcanzar la visión al 2050 de “Vivir en Armonía con la Naturaleza”. Compromiso que incluyó la revisión y actualización de la Estrategias Nacionales de Biodiversidad de los países firmantes, entre ellos Chile.
Liderados por el Ministerio del Medio Ambiente y el acompañamiento del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desde 2023, el país se encuentra en un proceso de actualización temprana de la Estrategia Nacional de Biodiversidad. Frente a esto, la jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Daniela Manuschevich, explica en qué ha consistido este proceso de más de un año y con qué compromisos llegó Chile a la COP16 de Biodiversidad, que se realizó en Cali, Colombia, desde el 21 de octubre al 1 de noviembre.
¿Cómo definiría la Estrategia Nacional de Biodiversidad (ENB) que actualmente actualiza el país?
La estrategia es un compromiso y también un instrumento rector por parte de los países miembros de la conferencia de las partes (COP de Biodiversidad), con respecto a pérdidas de biodiversidad en sus naciones. Actualmente el ministerio lidera un proceso de actualización de la ENB, con un enfoque donde todos los sectores y toda la sociedad cumplen un rol fundamental en la protección de la naturaleza.
¿De qué manera se ha concretado ese enfoque en la actualización de la ENB?
Realizando encuentros, diálogos y conversaciones con actores clave para la conservación de la biodiversidad como las ONG, tanto las de base como las más grandes. Ellos son impulsores y promotores de la importancia de la biodiversidad para la sociedad civil, no como algo cosmético o suntuario, sino más bien visibilizan la necesidad de sostenibilidad profunda tanto para el sector financiero como para los territorios y para la sociedad en su conjunto.
En efecto, la biodiversidad debe ser parte de todos los quehaceres de la sociedad. De esta forma, visibilizamos que podemos y debemos hacernos cargo como nación de la triple crisis mundial: de la pérdida de biodiversidad, del clima y la contaminación.
¿En qué etapa está el país y que se viene con respecto a la ENB?
Desde 2023 se han llevado a cabo una serie de reuniones, talleres y diálogos con diversos actores de la sociedad, desde el Comité Operativo de Biodiversidad (COB), hasta encuentros con Seremis de Medio Ambiente, jóvenes por la naturaleza, científicos, y otros. En Chile, continuaremos con este proceso de actualización con más participación formal, con una consulta pública, donde esperamos recibir el input de la sociedad con respecto a nuestra metas para la protección de la naturaleza.
¿Con qué avances en la protección de la naturaleza llegó Chile a la COP16?
Llegamos a la COP16 con un Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas aprobado, que no sólo es la creación de un servicio y su implementación –que costó varios gobiernos que se aprobara y no es un hito menor–, constituye una herramienta fundamental para la protección de la naturaleza.
La ley no solo mandata la creación del servicio, también la creación de reglamentos, sistemas de compensaciones de biodiversidad, pago por servicios ecosistémicos y de un sistema de monitoreo, entre otras. Se trata de un robustecimiento institucional que nos entrega un escenario (que está en desarrollo) y nos sitúa en un avance sustantivo que ha realizado Chile en términos de conservación de su biodiversidad.