Producto de la actividad humana y el tráfico marítimo, los niveles de ruido submarino se duplican de década en década, afectando la calidad de vida de especies como delfines y ballenas.
En la Contraloría General de la República, y con la participación de cerca de cien personas, el Ministerio del Medio Ambiente desarrolló este viernes el 19° seminario de ruido ambiental, que se realiza desde el año 1995 y que este año trata exclusivamente del ruido submarino y sus efectos en la fauna marina, reconociéndolo como una problemática ambiental emergente en Chile y el mundo.
El jefe del Departamento de Ruido, Olores y Lumínica del Ministerio del Medio Ambiente, Igor Valdebenito, manifestó que “en el océano, las ballenas y otras especies dependen del sonido para desarrollar sus actividades como el apareamiento, encontrar alimento, migrar o defenderse. Sin embargo, el aumento del ruido submarino producto de la actividad humana está alterando la vida de la fauna marina”.
La fuente de ruido submarino más común a nivel mundial es el tráfico marítimo. El 90% del intercambio comercial se realiza por el mar, el cual se incrementa año a año. Además, existen otras fuentes de ruido como las faenas de construcción, tronaduras o exploración de gas y petróleo que pueden afectar a la biodiversidad.
En cuanto a este punto, Valdebenito manifiesta que “estudiar el ruido submarino nos permitirá a avanzar en el desarrollo de políticas públicas para controlar y reducir los niveles de contaminación acústica, así como prevenir que zonas protegidas con baja actividad humana sean contaminadas en el futuro”. La contaminación acústica en el medio marino puede provocar, además, desorientación de las especies, pérdida auditiva, varamientos e, incluso, la muerte.
Durante los últimos 60 años, el ruido submarino se ha duplicado de década en década producto de la actividad humana. Esto se atribuye al aumento del tráfico marítimo y la existencia de embarcaciones con cada vez mayor capacidad.
En el seminario participaron como expositores la Doctora Susannah J. Bucha, del Centro COPAS Sur-Austral de la Universidad de Concepción e investigadora invitada del Hole Oceanographic Institution de Estados Unidos; la Doctora Sonia Español-Jiménez, jefa de la línea de cetáceos de la Fundación Meri; y el Doctor Alfio Yori, de la Universidad Austral de Chile.