Por Julián Cárdenas Cornejo, SEREMI del Medio Ambiente, Región de Aysén
Este 8 de marzo, gracias al apoyo de todo el equipo de la SEREMI del Medio Ambiente, y en compañía de nuestro Delegado Presidencial Regional y de algunas autoridades locales, reconocimos públicamente a 8 mujeres que han destacado a nivel regional por haber impulsado y/o liderado distintas iniciativas sustentables dentro de nuestra Región de Aysén. Pues, su trabajo es clave para mostrar y demostrar que, sin perjuicio a encontrarnos hoy frente a una crisis climática y ecosistémica, hay que buscar oportunidades y mejores formas para hacer las cosas, no a partir del consumo y la explotación, sino desde el cuidado y la prevención.
Comprender el nexo entre género y medio ambiente es fundamental para analizar las desigualdades sociales, ambientales y las barreras al desarrollo. Pero también, es esencial para facilitar y transitar hacia verdaderos cambios transformadores. Y es tan así que, a medida que avanzamos hacia la protección medioambiental, vamos evidenciado como más y más mujeres juegan un rol preponderante en esta tarea. Partiendo por nuestra Ministra, Maisa Rojas, o la Directora Ejecutiva del SEA, Valentina Durán, o la Superintendenta del Medio Ambiente, Marie Claude Plumer. Y claro está, también por cada una de las 8 mujeres que reconocimos este pasado 8 de marzo, y las muchas otras cientos o miles de mujeres que en nuestra región lideran otras iniciativas sustentables, por ejemplo, a través de proyectos financiados con el Fondo de Protección Ambiental, o mediante fondos Corfo, o directamente a partir de su gestión y liderazgo particular, con el tremendo costo que ello significa.
Y es que necesitamos abrazar y desarrollar una relación de protección y cuidado hacia la naturaleza y el medio ambiente, que nos permita transitar desde la explotación hacia la sustentabilidad, realmente responsable con nuestras generaciones futuras. Pues aún hoy persiste una polarización tan básica (y a la vez profunda) en cómo nos relacionamos con la naturaleza y en cómo entendemos esta vinculación con ella; ya que mientras algunos hablan y se enfocan únicamente en los “recursos naturales”, abstrayéndonos del entorno natural, otras personas reconocen el “ecosistema” y el “medio ambiente”, e incluso hablan de “naturaleza y sus derechos”. Y esto es clave, pues el hablar de “recursos” tiene una vocación productivista, donde éstos y la naturaleza en general son considerados elementos al servicio de la humanidad, y el ser humano parece un sujeto ajeno al medio que lo rodea. Por su parte, al hablar de “ecosistema”, reconocemos aquella relación indisoluble que existe y se reconoce del humano con la naturaleza, donde el medio ambiente juega un rol clave en la vida de las personas, pero también en sí mismo, siendo así objeto de protección, pero también sujeto de derechos.
¡Y qué importante es reconocer las diferencias de ambos enfoques! Uno es propio de siglos de un sistema y una forma de hacer vida que nos ha llevado a las crisis actuales, ecosistémica, hídrica,
climática y de contaminación: sin proyección, sin análisis de los efectos. Cuando lo que necesitamos es hacer un giro al modelo, salir de este paradigma de explotación y transitar hacia uno de cuidado; y para ello nos necesitamos a todos, pero muy especialmente, a todas. Sólo así avanzaremos hacia una mirada multisistémica, con soluciones que integren nuestras necesidades y capacidades con las del medio y de la naturaleza. Necesitamos abogar por el cuidado, y ahí las mujeres son esenciales.
Y si bien nuestro país aún debe recorrer el necesario camino para garantizar existan las mismas oportunidades para todas y todos (para lo cual debemos seguir firmes avanzando de la mano del Acuerdo de Escazú y los compromisos de género que nuestro Presidente y nuestro Gobierno impulsa y ha puesto sobre la palestra), la voz de nuestras 8 mujeres sustentables, Catalina, Natalia, Sanna, Nathalie, Alejandra, Dinelly, Florencia, e Inés, se ha hecho presente en nuestra Región, permitiendo, a partir de su esfuerzo y esmero, y especialmente, de su mirada propositiva y constructiva, trabajar juntas y juntos para avanzar hacia la protección de nuestro planeta. Es su empuje, dedicación y vocación ambiental, la llave que necesitamos para cambiar el paradigma y salir victoriosos de los desafíos ambientales que hoy enfrentamos. Gracias, otra vez, por ser una voz transformadora.