Niños de escuela rural identifican un ave nunca antes registrada en Chile

La que parecía una salida más a terreno se convirtió en un día inolvidable para los 11 niños del Taller de Ornitología de la escuela rural Carlos Vial Espantoso, en Huentelauquén Sur (IV Región).

El pasado 1 de septiembre, mientras observaban aves en un jardín privado de esta localidad, avistaron una particular ave. «De repente llegó como aterrizando y lo vi. Lo encontré raro, porque nunca había visto un pájaro con plumas medio verdes», cuenta Ariel Villarroel, de 12 años y el primero de los niños en detectar el ave.

Una compañera llamó al profesor y, en cosa de segundos, el ave era fotografiada y observada con curiosidad por todo el grupo.

«Como no sabía qué ave era mandé las fotos a Víctor Bravo y Carlos Zuleta, del Laboratorio de Ecología de Vertebrados de la U. de la Serena», dice César Piñones, profesor de Biología y encargado del taller. Pensaron que podía ser un cuervo de pantano (Plegadis chihi) «pero como no había consenso, enviamos las fotos a Fernando Díaz guía de avistamiento de aves y miembro de la ROC (Red de Observadores de Aves de Chile)», continúa Piñones.

«Fernando la identificó de inmediato. Era un caraú o carrao (Aramus guarauna), un ave de humedal que está en toda Sudamérica excepto en Chile», dice Barros, presidente de la ROC.

Hasta ahora no había registro de su presencia en el país, por lo que se considera una nueva especie para Chile, según consigna avesdechile.cl.

El caraú habita en pantanos y zonas húmedas desde Florida (EE.UU.) hasta el norte de Argentina y se alimenta principalmente de caracoles.

Los lugareños dicen que el ave lleva, al menos, un mes en los alrededores. «Como aquí hay plaga de caracoles de jardín, y vieron que se los comía, lo han dejado tranquilo porque además de atractivo, ¡está prestando un servicio a la comunidad!», comenta Piñones.

Una vez que el profesor subió la información a la aplicación de ciencia ciudadana eBird, la noticia corrió rápido entre la comunidad de ornitólogos. Gente de organizaciones naturalistas y observadores de aves independientes han llegado al lugar para intentar fotografiarlo, cuenta el profesor, quien ayer recibía junto a los alumnos de la escuela a investigadores interesados en el ave.

«Los niños están súper contentos y orgullosos de lo que lograron y lo han contagiado en la escuela, que tiene 70 alumnos. En el taller tenemos solo un par de binoculares, pero a cambio muchos niños curiosos y atentos», dice riendo.

¿Y qué hace ahí el caraú?

Barros explica que no es raro que aparezcan en Chile aves errantes que pierden su rumbo o se mueven en busca de agua. «Puede que este ejemplar sea el primero y último, o que lleguen otros y sea el inicio de algo que no sabemos ver con solo un dato. Por eso es importante que estos registros se compartan y se sepa que cualquier persona interesada en la naturaleza puede aportar conocimiento a la ornitología del país». Así es como este año se han confirmado cinco nuevas especies de aves en Chile.„ Para Piñones, aquí hay un ejemplo de que «para potenciar la ciencia escolar, las escuelas necesitan tener sinergia con otras instituciones y redes de apoyo. Sin ese trabajo mancomunado, nunca habríamos sabido que encontramos una nueva especie de ave para Chile».

Publicado en El Mercurio 

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