Fauna prehistórica de Bahía Inglesa desapareció por cambios climáticos y tectónicos

Hace unos 23 millones de años, la costa del Pacífico chileno era frecuentada por enormes tiburones como el Charcharocíes megalodon, de 18 metros de largo, focas, pingüinos gigantes, cocodrilos e incluso perezosos marinos, como lo evidencian los registros fósiles hallados en la zona de Bahía Inglesa.

El río Copiapó era más grande y desaguaba en un amplio estuario rodeado por abundante vegetación. Era un paisaje semitropical frecuentado por especies de aguas más cálidas. Pero la mayoría de ellas ya no está.

Interesados por conocer la razón, los paleobiólogos Jaime Villafana y Marcelo Rivadeneira ambos integrantes del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), se dedicaron durante tres años a recopilar la información disponible sobre registros fósiles de vertebrados marinos de los últimos 23 millones de años, en la costa pacífica sudamericana. El estudio apareció recientemente en Paleobiology.

Analizaron 86 géneros de 48 sitios entre Quebrada Pajaritos al norte de Perú, y Castro, en el sur de Chile, aunque la mayor información la obtuvieron de los sitios de Pisco, en Perú, y Bahía Inglesa, en Chile.

«La mayor extinción se produjo durante el Plioceno, entre los 5,3 a 2,6 millones de años. Calculamos que ahí ocurrió esta gran desaparición, alrededor de 42% de los géneros (agrupacio nes de especies con un ancestro común)», dice Rivadeneira. La mayor extinción alcanzó a los mamíferos marinos (79%).

Su apuesta es a que fue un proceso gradual, pero todavía existen pocos estudios. «La evidencia actual sugiere que este fue un evento inducido por los cambios paleoambientales que ocurren: el enfriamiento de las masas de aguas debido a que el sistema de Humboldt comienza a activarse, la hiperaridez del desierto de Atacama y la elevación final de la cordillera de los Andes», explica Villafana. Todo esto acompañado por terremotos y aumentos del nivel del mar.

La extinción también afectó a muchos bivalvos y caracoles que eran alimento de otras especies.

Otro fenómeno fue el cambio de tamaño, lo que ocurrió con pingüinos y pelícanos. Estos últimos son descendientes del Pelagornis chilensis, una de las aves más grandes que existieron.

La biodiversidad que logró sobrevivir corresponde a la mayoría de los géneros presentes en la actualidad, pero no necesariamente son las mismas especies.

A lo largo de Chile

Aunque el entorno de Caldera y Bahía Inglesa es la principal área donde se pueden encontrar fósiles de entre los 23 millones y 2,6 millones antes del presente (conocido como Neogeno), los investigadores aclaran que también hay registros importantes en áreas como Coquimbo, Navidad y Horcón.

En Coquimbo, por ejemplo, se destaca además la presencia del megalodón, ballenas, tiburones y rayas. Por años muchos de los fósiles hallados en el norte  fueron sustraídos en forma clandestina para J formar parte de colecciones extranjeras. Uno de los casos más conoI cidos es el del esqueleto j ¡ casi completo de Pelagornis chilenis, que afortunadamente fue repatriado y hoy pertenece a la colección del Museo Nacional de Historia Natural.

Publicado en El Mercurio 

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