El invierno atrasado y las lluvias favorecieron una mayor presencia de mariposas en Santiago

No es común observar mariposas dentro de las ciudades, pero este año en Santiago ha sido particularmente favorable para ellas. «Ha llamado la atención porque se han visto varias especies durante todo el año», dice Patricio Urra, entomólogo del Museo Nacional de Historia Natural.

La razón principal detrás de su presencia ha sido el atraso del invierno. «Las favoreció en el sentido de que las temperaturas no fueron muy bajas y por eso las vimos volar durante buena parte de la estación».

Las lluvias, que han persistido hasta la primavera, también fueron positivas para ellas, ya que la disponibilidad abundante de agua que esto significó ha incidido en el aumento de las malezas que hospedan a las larvas y que les sirven de alimento. Si el próximo año las condiciones se mantienen, la presencia de mariposas se mantendrá.

«La mariposa colorada (Vanessa carye), que es la más común de la ciudad, se ha visto todo el año cuando lo normal es que en invierno desaparezca», explica el entomólogo. La Vanessa carye es una especie nativa cuyas larvas se alimentan de malezas como malva y ortiga.

Aumentar la población

«Se tiende a pensar que en los jardines bien cuidados abundan las mariposas, pero como están bajo manejo intensivo, lo habitual es que se arranquen las malezas, lo que no favorece la proliferación de estos insectos», dice Urra. Por eso si se quiere aumentar la población de mariposas, la recomendación del especialista es mantener dentro de las áreas verdes —tanto públicas como privadas— pequeños microhábitats enmalezados. También las atraen plantas nativas como la alcaparra y el mayú, tanto a las larvas como a los adultos que buscan su néctar.

La larva de la mariposa amarilla (Phoebis sennaé) se desarrolla sobre estas plantas, mientras que la mariposa oreja de zorro (Battus poli/damas) prefiere la planta del mismo nombre.

Otras mariposas típicas de la zona central son las del género Tatochila y la mariposa blanca de la col (Pieris brassicae), introducida desde Europa y cuya larva crece sobre el rábano silvestre, el yuyo, el repollo y la espuela del galán.

La mayor amenaza para la subsistencia de estos insectos es la urbanización descontrolada, ya que ocupa el espacio disponible y arrasa con la flora nativa local, que es reemplazada por plantas exóticas que no necesariamente les sirven como alimento. No obstante las mariposas más generalistas resisten bien la urbanización ya que son capaces de aprovechar el néctar de diversas flores.

Entre ellas se cuentan las menudas representantes de las familias Hesperiidae y Lycaenidae. Las primeras llaman la atención por su coloración anaranjada y un vuelo a saltos, mientras que las segundas presentan una coloración gris azulada y practican el vuelo rasante.

La diversidad de colores de las mariposas chilenas es limitada, reconoce Urra. En Chile no hay mariposas de color azul intenso o verdosas, habituales de la selva amazónica o el sudeste asiático, ni siquiera en la zona norte, que es más cercana al trópico.

Publicado en El Mercurio

Fotografía: Camila Valladares Acuña

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Publicado en Destacado del día.